En total en este segmento de aumentos está casi el 77% de los 7.360.957 jubilados y pensionados alcanzados por el ajuste del 11,31%.
Según el Gobierno, el 53% de los 5.907.860 en marzo pasarán a cobrar la nueva mínima de $ 2.757. Son $ 280 más que los $ 2.477 que perciben actualmente. Eso da $ 9,33 por día.
En tanto, 1.453.097 de beneficiarios de pensiones no contributivas el haber sube de $ 1.734 a $ 1.939: son $ 205 mensuales o $ 6.83 por día.
En todos estos casos es evidente que el ajuste jubilatorio es más que exiguo para hacer frente a los aumentos de los precios que se produjeron entre el anterior incremento jubilatorio — septiembre de 2013 — y marzo de 2014 cuando se va a percibir en marzo próximo.
En esos 6 meses, la inflación podría superar el 25%: es más del doble del aumento de los haberes.
Desde 2009, el incremento de los haberes depende de una formulada, aprobada en la ley de movilidad, que combina varias variables, como el índice de salarios, recaudación tributaria, recursos que van a la Seguridad Social y evolución del padrón de beneficiarios del sistema previsional.
Sin embargo, el Gobierno no da a conocer la evolución de todas esas variables para que quede claro cómo llega al 11,31%. Tampoco los dio a conocer para los ajustes anteriores.
En esta oportunidad hasta ayer no se habían publicado los datos del indice de salarios del INDEC del segundo semestre del año pasado (se difundirán hoy). Y otro dato clave, como el de los salarios en blanco (conocido por las siglas RIPTE) que difunde el Ministerio de Trabajo las cifras llegan a agosto de 2013. Por esa razón, las consultoras que analizan esos números tampoco pudieron verificar si el 11,31% responde plenamente a la fórmula de la movilidad.
De todas maneras, la fórmula de movilidad se calcula por semestres y se aplica tres meses después, en marzo o septiembre de cada año. En épocas de nula o baja inflación, el impacto de este desfase es mínimo. Pero cuando se acelera la inflación, las cosas cambian y los aumentos salariales o de jubilaciones quedan licuados ya cuando llega el momento del primer cobro. Y luego hay que esperar otros 6 meses con el mismo haber hasta percibir el siguiente aumento, que queda nuevamente más que licuado por la inflación.
En otras palabras, la inflación está corriendo a una velocidad creciente, mientras los haberes se ajustan a un ritmo prefijado más acorde a épocas de baja o nula inflación.
Por dudas sobre el cálculo del aumento jubilatorio de septiembre de 2012, el Defensor de la Tercera Edad de la Ciudad de Buenos Aires, Eugenio Semino, en aquel momento solicitó a la ANSeS que informara cómo el organismo había calculado la formula.
Entonces se sospechaba que había una diferencia de 3 puntos según cálculos de consultoras privadas. La ANSeS no contestó ese requerimiento. Las actuaciones fueron elevadas a la Comisión Bicameral de control de la ANSeS. Hasta hoy ese organismo no se expidió.
No hay comentarios:
Publicar un comentario