19 dic 2023

CHILE Y SU CONSTITUCIÓN

 

 

 

 

CHILE Y SU CONSTITUCIÓN

 

 

 

La fábula chilena

 

“El frustrado cambio constitucional en el país del sur encierra una moraleja para nosotros”.

 

Editorial El Comercio

 

Una protesta en contra de la nueva Constitución en Chile en agosto de 2022

 Foto: "LA NACIÓN", 06.03.2023


Los resultados del suponen el cierre de un ciclo político agitado y estéril en ese país. 

 

Como se sabe, lo que se consultaba a la población era un segundo proyecto de Constitución, en poco más de un año, para reemplazar a la promulgada en 1981, bajo la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), aunque reformada en incontables ocasiones (alrededor de 70 veces) en democracia.

 

El proceso que ahora culmina empezó hace cuatro años, cuando manifestaciones violentas en las que se exigía el cambio de esa Constitución obligaron al gobierno del entonces presidente Sebastián Piñera a convocar, primero, a un referéndum sobre la materia (en el que más del 78% de los participantes se inclinó por ir adelante con la reforma) y luego a las elecciones de convencionales constituyentes, en las que la responsabilidad de escribir el proyecto de nueva Carta Magna le fue confiado a una asamblea de notoria mayoría izquierdista y de independientes que no respondían a ningún partido. 

 

Esta produjo un texto que satisfacía sus fantasías ideológicas, pero no las expectativas ciudadanas: fue rechazado en setiembre del 2022 (cuando ya Gabriel Boric había llegado a la presidencia) por una contundente mayoría de más del 61%. 

 

Solo un 38,1% de los consultados se mostró a favor de ese texto.

 

Se llamó entonces a elecciones para conformar un nuevo Consejo Constitucional, esta vez de solo 50 miembros y encargado de proponer un segundo texto. 

 

Esos comicios se celebraron en mayo de este año y, en esta ocasión, la mayoría de los elegidos procedía de los predios de la derecha. 

 

El producto final, no obstante, tampoco satisfizo a la mayor parte de los chilenos, porque un 55,8% lo rechazó, mientras que solo un 44,2% se mostró dispuesto a aprobarlo. 

 

¿El resultado? 

 

Que los chilenos se han quedado con la misma Constitución que tenían cuatro años atrás y que, supuestamente, deploraban.

 

En el camino, no obstante, mucho se ha perdido.

 

Por un lado, la propiedad pública y privada que fue dañada o destruida durante las manifestaciones que mencionamos al principio.

 

Y, por el otro, algunas de las cifras que hasta hace poco hacían del país del sur una isla de bienestar en el contexto de Latinoamérica. 

 

Chile, en efecto, ha dejado en estos años de ser una de las naciones más seguras de esta parte del continente: la tasa de homicidios se ha duplicado y el 90% de las personas (la medición más alta en una década) cree que la criminalidad ha aumentado, según la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana. 

 

Aumentaron también la burocracia y las regulaciones para los negocios, lo que, como es obvio, afecta el desarrollo de la economía

 

No se puede ignorar, por último, la cantidad de riqueza que se ha dejado de crear por toda esta situación de incertidumbre política. 

 

¿Y todo para qué? 

 

Pues para terminar exactamente en el punto en el que habían empezado.

 

La culpa, por supuesto, es sobre todo de los políticos, incapaces de llegar a consensos y puntos de encuentro. 

 

Pero también queda la sensación de que había y hay cosas más urgentes que resolver que aquellas que plantean estos extensos y agotadores debates. 

 

La gente en Chile parece estar harta de sus representantes y la agenda que les quieren imponer.

 

Lo sucedido en el vecino país parece, en realidad, una fábula. 

 

Es decir, una historia que ilustra una lección moral: la moraleja. 

 

Los chilenos, al parecer, ya la aprendieron, pero a un costo bastante alto

 

Enredados desde hace tiempo en un trance similar, los peruanos podríamos, en cambio, tomar nota de esa moraleja y sacar conclusiones importantes antes de que nos arrastren a un proceso que terminaría de seguro con una factura semejante.

 

Como hemos dicho anteriormente, ninguna Constitución es perfecta y todas pueden ser reformadas siguiendo los caminos que ella ya ha trazado

 

Esta, por supuesto, es una tarea que suena menos heroica que la de refundar la vida en sociedad, pero es mucho más provechosa y no acaba en frustraciones como la que acaba de sufrir nuestro vecino del sur.


fuente

"EL COMERCIO", Perú, 19.12.2023

 

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Me atrevo a interpelar, por sentirlos muy cercanos, por más que las apariencias parecieran indicar lo contrario; insisto en lo de la cercanía, por que estamos en el mismo bote – que hace agua - , tenemos pesares, angustias y problemas comunes, recién después vienen las diferencias.

La idea es dialogar, hablar de nuestras cosas, hay textos que nos proporcionan la información básica – no única-, solo es una propuesta como para empezar. La continuidad depende de Ustedes, un eventual resultado adicional depende de todos.La idea es hablar desde un “nosotros” y sobre “nuestro futuro” desde la buena fe, los problemas exigen soluciones que requieren racionalidad, honestidad intelectual que jamás puede nacer desde la parcialidad, la mezquindad, la especulación.

Encontraran en “HASTA EL PELO MÁS DELGADO ...”, textos y opiniones sobre una temática variada y sin un orden temporal, es así no por desorganizado, sino por intención – a Ustedes corresponde juzgar el resultado -.Como no he vivido en una capsula, ya peino canas, tengo opiniones y simpatías, pero de ninguna manera significa dogmatismo, parcialidad cerrada.Soy radical (neto sin adiciones de letras ninguna), pero no se preocupen no es contagiosos … creo, solo una opción en el universo de las ideas argentinas. Las referencias al radicalismo están debidamente identificadas, depende de Ustedes si deciden “pizpear” o no.

El acá y ahora, el nosotros y el futuro constituyen la responsabilidad de todos.Hace más de cuatro décadas, en mi lejana secundaria, de una pasadita que nos dieron por Lógica, recuerdo el Principio de Identidad, era más o menos así: “Si 'A' no es 'A', no es 'A' ni es nada”, por esos años me pareció una reverenda huevada, hoy lo tomo con mucho más respeto y consideración. Variaciones de los mismo: no existe un ligero embarazo; no se puede ser buena gente los días pares.

Llegando al Bicentenario – y aunque se me tildé de negativo- siento que como pueblo, desde 1810, hemos estado paveando … a vos ¿qué te parece?. En algún momento perdimos el rumbo y ahí andamos “como pan que no se vende. Cuentan que don Ángel Vicente Peñaloza decía: “Como ei de andar, en Chile y di a pie, cuando hay de que no hay cunque, cuando hay cunque no hay deque”.

De tanto mirarnos el, ombligo y su pelusa, tenemos un cerebro paralitico, cubierto de telarañas y en estado de grave inanición. Padecemos una trágica concurrencia de factores que nos impiden advertir – debidamente -, este, nuestro triste presente y lo que es peor aún, nos va dejando sin futuro.

A los malos, los maulas, los sotretas, los villanos, los mala leche, los h'jo puta, los podemos enfrentar pero … ¿qué hacemos con los indiferentes, con los que solo se meten en sus cosas, y no advierten que el nosotros y el futuro por más que sean plurales son cosas personalisimas? Y luego dicen que quieren a sus hijos y su familia; ¡JA!, ¡doble JA!, ¡triple JA! (il lupo fero).

¡¡EL REY ESTÁ EN PELOTAS!!, dijo el niño de la calle, hijo de padre desconocido y madre ausente, ese niño es mi héroe favorito.

¿QUÉ ES PEOR LA IGNORANCIA O LA INDIFERENCIA?

¡¡NO LO SÉ Y NO ME IMPORTA!!

El impertinente, el preguntón es nuestra esperanza, nuestro “Chapulin Colorado”.

Mis querido “Chichipios” - diría don Tato- no olviden que además de ver el vaso medio vació o medio lleno, hay que saber que contiene – sino que le pregunten a Socrates - ¡Bienvenidos! Adelante. Julio


Mendoza, 11 de noviembre de 2009.