VATICANO:
RECONOCIMIENTO... TARDÍO
El Vaticano ocultó
la pederastia del fundador de los Legionarios de Cristo durante 63 años
El prefecto de la Congregación para los
Institutos de Vida Consagrada reconoce que la sede pontificia tenía desde 1943 documentos
sobre las conductas de Marcial Maciel
Madrid

Juan Pablo II recibe a Marcial Maciel en el Vaticano, el 30 de noviembre del 2004 TONY GENTILE (REUTERS)
El prefecto de la
Congregación para los Institutos de Vida Consagrada, el cardenal João Braz de
Aviz, reconoce ahora que el Vaticano tenía desde 1943 documentos sobre la
pederastia del fundador de los Legionarios de Cristo,Marcial Maciel.
“Quien lo tapó
era una mafia, ellos no eran Iglesia”, ha dicho entrevistado por la revista
católica Vida Nueva. João Braz estuvo en Madrid hace un
mes para clausurar la asamblea general de la Confederación Española de
Religiosos (CONFER).
“Tengo la impresión de que las denuncias de abusos
crecerán, porque solo estamos en el inicio. Llevamos 70 años encubriendo, y esto
ha sido un tremendo error”, sostiene.
Los Legionarios de Cristo
renacen de sus cenizas, con una nueva estructura, después de 12
años de expiación y diez desde la muerte de su fundador, el sacerdote Marcial
Maciel, amigo de varios Papas y el mayor depredador sexual en la historia
reciente de la Iglesia.
Presentado durante años por Juan Pablo II como apóstol
de la juventud y mimado por incontables obispos y cardenales, muchos de ellos
españoles, Benedicto XVI le conminó en 2006, meses después de la muerte del
pontífice polaco, a retirarse en México el resto de su vida, dedicado “a la
penitencia y la oración”.
Murió sin pedir perdón dos años más tarde, cuando una
comisión de investigación ya había desvelado sin ningún género de dudas sus
actividades delictivas y una vida de crápula tolerada por el Vaticano.
EL PAÍS publicó en 2006 que el fundador legionario había sido
investigado entre octubre de 1956 y febrero de 1959 por encargo
del cardenal Alfredo Ottaviani, entonces el gran inquisidor romano.
Maciel
había estudiado en la Universidad Pontificia de Comillas, entonces con sede en
Cantabria, de donde fue expulsado con alguno de sus compañeros sin que los
jesuitas tomasen medidas adicionales.
La inspección del Vaticano la supervisó
el claretiano vasco y futuro cardenal Arcadio Larraona.
Durante ese tiempo, Maciel fue suspendido como superior general, y
expulsado de Roma.
Larraona envió a sus inspectores al seminario de Ontaneda,
entre otros centros.
No resolvió nada y Maciel volvió a las andadas, con
más poder.
Tampoco actuó en 1999 Ratzinger, pese a las evidencias depositadas
sobre su mesa de presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en el
pasado Santo Oficio de la Inquisición.
Las denuncias de sus incontables víctimas, a las que se unieron más tarde las de las mujeres con
las que el sacerdote Maciel había tenido hijos, arreciaron hasta hacerse
insoportables para el Vaticano.
Nadie tomó medidas. “No se procesa a un amigo del Papa”,argumentaron quienes debían intervenir, en primer lugar el
cardenal Josep Ratzinger, hoy Papa emérito.
Maciel también era su amigo, además
de confesor del Papa polaco en muchas ocasiones.
"Esperaban a que Dios les
sacara del atolladero con la muerte de Juan Pablo II o la del acusado",
dijo en 1999 una de sus víctimas y denunciante, Alejandro Espinosa, que tuvo la
desgracia de ser presa predilecta del fundador legionario en el frío caserón
del seminario de Ontaneda (Cantabria).
Marcial Maciel Degollado
(Cotija, Estado de Michoacán. México, 1920-2008), iba para santo hasta que
varios de los seminaristas de los que abusó se unieron para clamar
desesperación ante el Vaticano.
"Es un guía eficaz de la juventud",
opinaba de Maciel Juan Pablo II cuando las denuncias eran ya públicas.
Apenas
una semana antes de que Ratzinger notificase la apertura de una investigación, el célebre fundador festejó sus 60 años de sacerdocio en
un acto al que asistieron el Papa y su secretario de Estado, cardenal Angelo
Sodano.
Maciel llegó a España a finales
de los años 40 del siglo pasado para extender su fundación, protegido por el
entonces ministro de Asuntos Exteriores del dictador Francisco Franco, el
democristiano Alberto Martín Artajo.
Venía avalado por el papa Pío XII, que lo
recibió en 1941, nada más fundar, con apenas 21 años, los Legionarios de Cristo
y el Regnum Christi, inicialmente con el nombre de Misioneros del Sagrado
Corazón y la Virgen de los Dolores.
Ricardo Blázquez, cardenal
arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española
(CEE), fue uno de los cinco inspectores encargados en 2010 por Benedicto XVI de
depurar la organización, en la que hicieron carrera otros pederastas junto al
fundador.
Algunas de las víctimas creyeron entonces que el Papa eliminaría a
los Legionarios tal como funcionaban entonces, para refundarlos con otro
carisma.
Así lo declaró a EL PAÍS el sacerdote Félix Alarcón, exdirigente
legionario en varios países, él mismo víctima de abusos cuando era niño.
“El
Vaticano recibió 240 documentos que evidenciaban que la situación se conocía
mucho antes de que se reconociese que se conocía. Nuestra denuncia es del año
1988, y mientras Ratzinger estuvo de cardenal, se pasaban esta terrible patata
caliente unos a otros, sin tomar ninguna medida. Creo que la Legión tal como la
entendíamos debería ser eliminada”, declaró en su casa de Madrid.
Había un antecedente, con el
Vaticano en primera línea de la culpa y la penitencia por encubrir una cadena
de pedófilos en las Escuelas pías del aragonés san José de Calasanz, fundador
de la Orden de Clérigos Regulares Pobres, conocidos ahora como escolapios.
Uno
de los pedófilos, el padre Stefano Cherubini, tuvo tanto poder de encubrimiento
que llegó a ser superior de la orden, arrinconando al fundador.
Los escolapios
fueron castigados con la extinción y Calasanz murió a los 91 años en Roma
todavía en desgracia.
Ocho años después, se rehabilitó la congregación.
El escándalo
no impidió que Calasanz fuera elevado a los altares.
En 1948 fue declarado
patrono universal de las Escuelas cristianas por Pío XII.
EL MOVIMIENTO HA CRECIDO UN 3% EN SU TRAVESÍA DEL DESIERTO
El conocimiento público de los escándalos de pederastia en
el seno de los Legionarios de Cristo, hasta entonces uno de los grandes
movimientos del nuevo catolicismo, provocó que el Vaticano dictara, por fin, la
llamada “tolerancia cero”, la consigna con que el cardenal alemán Ratzinger
ganó el pontificado.
No le hicieron caso y terminó renunciando al cargo, en un
gesto sin precedentes en siglos.
El castigo a Marcial Maciel y su organización fue
riguroso, aunque sin llegar a la extinción.
Entre otras exigencias, además de
la proscripción del fundador, los legionarios dejarían de festejar las diversas
efemérides de Maciel; tendrían que dejar de llamarlo “nuestro padre” e ignorar
su nombre en público; eliminar de sus centros todas las fotografías en las que
estuviera solo o con Juan Pablo II, y dejar de vender sus libros.
Hubo una
excepción por respeto a la “libertad personal": quien deseara conservar
“de manera privada” alguna fotografía del fundador, leer sus escritos o
escuchar sus conferencias, podría hacerlo, pero discretamente.
Con ese largo proceso de purgación y depuración, y
eliminados los más estrechos colaboradores de Maciel, el Vaticano acaba de dar
el visto bueno a los nuevos estatutos de la Legión, que les reconoce
“canónicamente como Sociedades de Vida Apostólica de derecho pontificio” y como
“una federación formada y gobernada colegiadamente entre los Legionarios de
Cristo, las Consagradas y los Laicos Consagrados, con voto consultivo de los
laicos, que se asociarán individualmente a la Federación”. Su órgano de
gobierno se llamará Colegio directivo.
Lejos de perder asociados, durante la crisis la Legión ha
crecido un 3%.
Hoy son 21.300 miembros seglares, 526 consagradas, 63 laicos
consagrados, 1.537 legionarios de Cristo y 11.584 miembros adolescentes en una
organización llamada el ECYD.
En su obra educativa (154 colegios, 5 academias
internacionales, 14 universidades civiles y cuatro eclesiásticas), se forman
176.000 alumnos.
En España, gestionan el santuario diocesano de Nuestra
Señora de Sonsoles en Ávila y cuentan con seminarios en Ontaneda (Cantabria) y
Moncada (Valencia). También poseen la Universidad Francisco de Vitoria, en
Pozuelo (Madrid); la red de colegios Everest y Cumbres; la organización
Highlands; la cadena de centros Mano Amiga, y la agencia de noticias Zenit.
Fuente
“EL PAÍS”, España, 01.01.2019
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