NICARAGUA:
UNA POSTAL ACTUAL
Managua, la capital que se apaga temprano en la
noche
Recorrido. Las
actividades nocturnas de la ciudad todavía están deprimidas, por la poca
clientela y la percepción de inseguridad.
Humberto Galo Romero

La Managua luce bastante vacía por las noches, a diferencia de lo que era antes del 18 de abril.
Managua, Nicaragua | 29 Diciembre
2018
A las siete de la noche el tráfico en las principales vías de Managua se
mueve con más fluidez que hace nueve meses, cuando era una hora pico y las vías
principales se atoraban de vehículos, en especial los días viernes.
Varios motociclistas zigzaguean sobre la Carretera Norte, una vía de
seis carriles, mientras buses copados de pasajeros circulan con una velocidad
moderada.
Al llegar a la Avenida Bolívar, una zona recreativa, deportiva y
gubernamental, los adornos navideños y los más de 30 altares dedicados a la
natividad lucen algo vacíos.
Pocos ciudadanos caminan por el lugar.
A un costado de los pesebres, uno de los portones de ingreso al parque
Luis Alfonso Velásquez se abre para que un grupo de jóvenes salga y siga hacia
la parada de buses.
Las canchas de baloncesto del lado oeste del complejo están
vacías minutos después de las 7 pm, pero en el parqueo interior todavía se
observan automóviles estacionados.
- Las calles lucen con poco tránsito y pobladores. Oscar Sánchez/END -
Roberto Martínez, quien desde hace 15 años conduce un taxi en Managua,
afirma que este diciembre ha sido menos activo que los años anteriores.
“La
mayor parte de la gente no está saliendo a sitios recreativos, sino que están
procurando comprar alimentos”, comentó.
El taxista asegura que la vida nocturna de la ciudad está reducida a su
mínima expresión y se limita a ciertas zonas, donde puede conseguir clientes.
Entre los lugares más concurridos, añade, están Bello Horizonte y el puerto
Salvador Allende, pero en este caso durante las tardes.
“Hay mucho delincuente operando ahora en motos, he visto asaltos en
calles centrales y ya ni se diga en barrios”, afirma Martínez, quien ha optado
por dejar de laborar a las nueve de la noche.
En un centro comercial, muy concurrido por los cines y las comidas, hay
un aviso en la entrada principal confirmando que cierra a las 9:00 p.m. de
lunes a jueves, y a las 10:00 pm de viernes a domingo.
- El puerto Salvador Allende tiene menor afluencia. Oscar Sánchez/END -
Oferta para pocos
Hace
más de seis años el Gobierno hizo fuertes inversiones en el puerto lacustre
Salvador Allende, convirtiéndolo en un atractivo turístico, pero esta noche el
lugar luce vacío, comparado con la cantidad de visitantes que había en otros
tiempos.
La
música suena en bares y restaurantes, y entre las luces de sus portales
destacan pizarras de madera en que se leen las promociones: “20 córdobas el
vaso de cerveza de sifón”… “dos por uno en tragos nacionales”.
No obstante,
adentro pocas mesas están ocupadas y en otros negocios ninguna.
Algunas
familias se entretienen con los hijos en los juegos infantiles, y en la cuarta
etapa del puerto, donde está la pista de autos Go Karts solo hay dos personas.
“La
poca cantidad de gente que está viniendo ha hecho que también se suspendan los
viajes de los barcos, y solo se hagan los fines de semana”, dice uno de los
trabajadores del lugar que pide el anonimato.
Las
dos embarcaciones que ofrecen zarpes nocturnos de una hora, a un precio de
C$150 por adulto y C$80 los menores de edad, están en el muelle.
Los
juegos mecánicos que están el Paseo de los Estudiantes y el Paseo Xolotlán
también tienen pocos visitantes.
Mariachis callados
A
las once de la noche en la rotonda de Bello Horizonte, la música suena poco en
los bares, mientras en las bancas de cemento, al aire libre, algunos mariachis
conversan o toman un trago para espantar el frío.
“La
noche está más lenta, pero casi siempre picamos algo”, dice uno de los músicos
con una sonrisa.
Pablo
Rafael, como se identifica, tiene nueve años de tocar el acordeón en el
Mariachi 2000, uno de los grupos que han hecho de la rotonda su lugar de
trabajo.
Uno de sus colegas se acerca para unirse a la conversación.
Carlos
García es su nombre, residen fuera de la ciudad de Managua, en Ciudad
Sandino, pero desde el año 1982 ha frecuentado la rotonda de Bello Horizonte.
- Pobladores en el puerto Salvador Allende. Oscar Sánchez/END -
Ambos afirman que los músicos de esta área de la capital han sido los
más afectados por la crisis surgió tras las protestas antigubernamentales de
abril pasado.
Los clientes desaparecieron por meses y ahora con dificultad
vuelven unos pocos.
Antes de abril, la parranda en la rotonda iniciaba a eso de las 8:00
p.m. y podía concluir al amanecer.
- En
fotos: Granada, o la agonía del turismo
Por una serenata de seis canciones, los mariachis cobran C$1,800,
cantidad que se reparten entre los cinco músicos que forman el grupo.
“Ya pocos nos contratan por el set de 12 canciones porque, usted sabe,
el precio de C$2,500 no se puede pagar siempre”, comenta García.
Cuenta que antes de la crisis, en este lugar había cada noche cerca de
20 agrupaciones musicales, entre mariachis, tríos y combos.
Ahora puede haber hasta 13 grupos, según el día, y el horario es
reducido; comienzan a llegar a las 5:00 p.m. y se van a las 11:00 p.m., de
lunes a viernes.
Los sábados y domingos algunos se atreven a permanecer hasta
las dos de la madrugada, si hay algún cliente.
Pero, en los bares aledaños a la rotonda la hora de cierre es las 11:00
pm, dijeron algunos administradores.
“A eso de las 10:20 p.m. le estamos diciendo al cliente, le
traemos la última ronda, porque ya vamos a cerrar”, relató uno de los meseros.
Fuente
“ELNUEVODIARIO.com.ni”, Nicaragua, 29.12.2018
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