¿LA SUERTE DE LA FEA…?
¿Qué hace
infelices a los habitantes de los países ‘más felices’?
Por MARTIN SELSOE SORENSEN 28
de agosto de 2018

El Festival de Verano en Leksand, Suecia. La mayoría de los ciudadanos jóvenes de los Estados nórdicos tienen pocas razones para preocuparse sobre temas de educación, salud y trabajo, pero la presión para tener éxito es muy alta.
David B. Torch para The New York Times
COPENHAGUE, Dinamarca — Los países nórdicos regularmente
aparecen en los primeros lugares de una lista anual de las naciones más felices
del mundo, pero su reputación como “superpotencias de la felicidad” enmascara
las dificultades de una parte significativa de la población, según un nuevo
análisis.
Finlandia, Noruega, Dinamarca e Islandia lideran la
clasificación 2018 del Reporte de Felicidad en el Mundo, y Suecia no
quedó tan atrás, al ubicarse en el noveno lugar.
Sin embargo, en los cinco
países nórdicos, un promedio de 12,3 por ciento de la población está “luchando”
o “sufriendo”, de acuerdo con un reporte del Consejo Nórdico de Ministros y el
Instituto de Investigación de la Felicidad en Copenhague.
“Algo no rima”, dijo Michael Birkjaer, un analista del Instituto
de Investigación de la Felicidad y uno de los autores del reporte,
titulado A la sombra de la felicidad, en
referencia a la distribución inequitativa de la felicidad en los países
nórdicos.
“Es la juventud causando la desigualdad al máximo nivel”.
El informe, basado en una investigación realizada desde 2012
hasta 2016, solicitó a las personas evaluar su satisfacción con la vida en una
escala de cero a diez.
Aquellos que respondieron siete o un número más alto
fueron clasificados como “prósperos”, los que respondieron cinco o seis fueron
colocados en la categoría de “luchando” y los que dijeron cuatro o menos fueron
colocados como “sufriendo”.
La mayoría de los participantes en los países
nórdicos reportaron satisfacción de siete a nueve.
Los Estados nórdicos tienen una sofisticada red social que hace
que los jóvenes enfrenten menos presión por educación, salud o trabajo que
muchos de sus colegas en cualquier otra nación.
Los países tienen algunos de
los impuestos más altos del mundo, pero las escuelas y los hospitales son
gratis, el permiso por paternidad o maternidad es generoso y los beneficios por
desempleo y el cuidado para los adultos mayores ayuda a aquellos que ya no
trabajan.
Sin embargo, con esa seguridad y ayuda llegan las expectativas de
estar bien y la presión de ser tan feliz como las demás personas.
Los principales factores en la región asociados con el bienestar
son salud general, salud mental, ingresos y empleo, concluye el informe.
“La salud general y la mental están asociadas más estrechamente
con desigualdad del bienestar que otra circunstancia de la vida, tales como los
niveles de empleo o de ingresos”, mencionó el análisis y agregó que los países
nórdicos han observado un alza en una mala salud mental, particularmente entre
jóvenes y mujeres.
Las tendencias destacadas en el informe parecen estar
respaldadas por varios estudios nacionales realizados en la región.
En Suecia,
el número de personas con depresión incrementó un 20 por ciento en diez años,
dijo el año pasado la Dirección Nacional de Sanidad y Bienestar Social, un alza
que es particularmente pronunciada entre los jóvenes.
En Dinamarca, las
personas cuyas edades oscilan entre los 16 y los 24 años están más solitarias
que las personas de la generación de sus abuelos, mostró una encuesta nacional
de 180.000 personas realizada este año por la Autoridad Danesa de Salud.
Birkjaer, del Instituto de Investigación de la Felicidad,
destacó que una cultura del desempeño y el creciente uso de las redes sociales
contribuyen a la depresión, la soledad y el estrés.
“Estos problemas son difíciles de resolver”, dijo.
“Digamos que
las redes sociales son una causa principal, entonces ¿qué hacemos? ¿Las
prohibimos? Algo más surgiría en su lugar”.
No obstante, las consecuencias se extienden más allá del
individuo.
“La falta de felicidad es muy costosa para la sociedad”, indica el
informe.
“El que un creciente número de personas estén luchando o sufriendo
tiene consecuencias socioeconómicas. El problema está particularmente asociado
con la ausencia del trabajo debido a una enfermedad, baja productividad y el
uso de servicios de salud”.
Fuente
“The New York Times”, 28.08.2018
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