DINAMARCA / SOCIALDEMOCRACIA
MODELO Y “MODELOS”
{No solo Dinamarca, también los países del Norte de Europa, son la naciones "silenciosas", donde nunca pasa nada y son ignoradas por la prensa mundial siempre ocupada con las desgracias y locura del resto del mundo. Se acercan a un modelo, a un sistema que no es aventurado describir como: la racionalidad benéfica y humanista}
Por PAUL KRUGMAN 19 de agosto de
2018

Los daneses suelen ser más felices que los estadounidenses, y la vida les parece más satisfactoria.
Jane Beiles para The New York Times
Ser o no ser un tugurio socialista, he ahí la cuestión. Perdón,
no pude evitarlo.
El fin de semana pasado, Trish Regan, una comentarista de Fox
Business, desató un ligero incidente internacional al describir a Dinamarca
como un ejemplo de los horrores del socialismo, justo como Venezuela.
El
ministro de Finanzas de Dinamarca le sugirió que visitara su país y se enterara
de algunos hechos.
En efecto, Regan no pudo haber elegido un peor ejemplo o, para
los progresistas estadounidenses, uno mejor.
Y es que Dinamarca efectivamente ha tomado un camino muy
diferente al de Estados Unidos en las últimas décadas, desviándose
(mesuradamente) hacia la izquierda donde nosotros hemos girado hacia la
derecha.
Le ha resultado bastante bien.
La política estadounidense ha estado dominada por una cruzada en
contra de un gobierno burocrático; Dinamarca ha adoptado la función de un
gobierno expansivo, con un gasto público de más de la mitad de su PIB.
Los
políticos estadounidenses temen las conversaciones sobre la redistribución del
ingreso de los ricos a los menos favorecidos; Dinamarca lleva a cabo esa distribución
a una escala que en EE. UU. resultaría inimaginable.
Las políticas
estadounidenses han sido cada vez más hostiles hacia los sindicatos y estos
casi han desaparecido del sector privado; dos terceras partes de los
trabajadores daneses están sindicalizados.
La ideología conservadora dice que las decisiones políticas de
Dinamarca deberían ser desastrosas, que las calles de Copenhague deberían lucir
descuidadas.
De hecho, Regan estaba describiendo lo que sus empleadores piensan
que debería estar ocurriendo en ese país.
No obstante, si Dinamarca es un
infierno, hace un buen trabajo para ocultarlo: acabo de estar ahí y luce
bastante próspera.
Además, los datos coinciden con esa impresión.
En comparación
con los estadounidenses, hay más probabilidades de que los daneses tengan
empleo, y en muchos casos ganan mucho más.
En general, el PIB per cápita en
Dinamarca es un poco más bajo que en Estados Unidos, pero eso sucede
básicamente porque los daneses toman más vacaciones.
La desigualdad de ingresos
es mucho más baja, y la expectativa de vida es más elevada.
La realidad es que la vida es mejor para la mayoría de los
daneses de lo que es para los estadounidenses.
Hay una razón por la cual
Dinamarca siempre obtiene un lugar mucho mejor que Estados Unidos en las mediciones
de felicidad y satisfacción de vida.
¿Acaso Dinamarca es socialista?
El libertario Instituto Cato dice que no: “Dinamarca tiene una
fuerte economía de libre mercado, además de sus transferencias del Estado del
bienestar y un alto gasto gubernamental”.
Esa es una clasificación que da qué
pensar.
Es cierto que Dinamarca no encaja para nada en la definición
clásica de socialismo, que incluye la propiedad de los medios de producción en
manos del gobierno.
Es en cambio socialdemócrata: una economía de mercado en la
que las desventajas del capitalismo se mitigan por la acción gubernamental, que
incluye una red de seguridad social muy fuerte.
Sin embargo, los estadounidenses conservadores —como Regan de
Fox— siguen desdibujando sistemáticamente la distinción entre socialdemocracia
y socialismo.
En 2008, John McCain acusó a Barack Obama de querer el
socialismo, básicamente porque Obama hizo un llamado a expandir la cobertura de
salud.
En 2012, Mitt Romney declaró que Obama sacaba sus ideas de los
“socialdemócratas de Europa”.
En otras palabras, en el discurso político estadounidense, a
cualquiera que quiera hacer la vida menos desagradable, brutal y corta en una
economía de mercado se le acusa de socialista.
Esa campaña de desprestigio ha tenido un efecto predecible:
tarde o temprano, si llamas “socialismo” a cualquier intento de mejorar la vida
de los estadounidenses, mucha gente concluirá que el socialismo está bien.
Una encuesta reciente de Gallup descubrió que la mayoría de los
electores jóvenes y quienes se autodenominan demócratas prefieren el socialismo
al capitalismo.
Sin embargo, esto no quiere decir que decenas de millones de
estadounidenses quieran que el gobierno se apodere de los altos mandos de la
economía.
Solo significa que a mucha gente que quiere que EE. UU. sea un poco
más como Dinamarca se le llama socialista y acaba creyendo que el socialismo no
es tan malo después de todo.
Lo mismo se puede decir de algunos políticos demócratas.
Se ha
dicho mucho de Alexandria Ocasio-Cortez, no solo debido a su victoria
sorpresiva en las elecciones primarias, sino también porque se autodenomina
socialista.
Sin embargo, su plataforma no tiene nada de socialista según la
definición tradicional. Solo es abiertamente socialdemócrata.
Eso la coloca en línea con el resto de su partido.
Siempre que
leo artículos que cuestionan aquello que apoyan los demócratas, me pregunto si
los escritores están prestando atención a lo que los candidatos están diciendo
en términos de políticas.
El Partido Demócrata de hoy en realidad está
impresionantemente unificado en torno a metas socialdemócratas, mucho más que
en el pasado.
Es cierto, hay diferencias entre las políticas y la estrategia
retórica.
¿El impulso por la cobertura universal de salud debería incluir
Medicare para todos o simplemente el derecho a que todos compren un programa
Medicare mejorado?
¿Los demócratas deberían simplemente ignorar las calumnias
de los republicanos acerca de sus ideas socialdemócratas o deberían tratar de
convertir la mancha “socialista” en una insignia de honor?
No obstante, estas no son divisiones muy profundas, sin duda
nada cercano a las divisiones entre los liberales y los centristas que
fracturaron al partido hace un par de décadas.
El hecho indiscutible es que hay más miseria en Estados Unidos
de la que debería.
Todos los demás países avanzados tienen atención médica
universal y una red social mucho más fuerte de la imperante en EE. UU., y no
debería ser así.
Fuente
“The New York Times”, 19.08.2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario