FREILER – II -
17/11/2017
·
Política
Justicia y
política
La destitución del juez Freiler, un mensaje implacable
para Comodoro Py
El juicio político al camarista por su mal desempeño le muestra
el camino a otros jueces que, aún sin tener el mismo desparpajo patrimonial,
también podrían verse en problemas.

Lectura de la sentencia del Jury de enjuiciamiento contra el camarista Eduardo Freiler. Foto: Luciano Thieberger
Claudio Savoia
Pese al copioso cúmulo de pruebas en su contra y el crecimiento de
nuevas denuncias -con más pruebas todavía- que lo acechaban aún si este juicio
político terminaba con una absolución, el ahora ex juez Eduardo Freiler fue
destituido tras una votación que disparó varios mensajes.
El primero y más directo, por supuesto, fue recibido por el
inexplicablemente millonario integrante de la sala I de la Cámara Federal, que
en los últimos años había torcido y retorcido las leyes para beneficiar o
salvar el pellejo de cuanto funcionario o militante kirchnerista con problemas
judiciales haya pasado frente a su lapicera.
Eduardo Freiler canjeó así
una luminosa historia como fiscal federal por otra más sombría como juez de
cámara.
Eso sí: mientras el aura de su prestigio se iba empañando, el
florecimiento de sus finanzas personales compensaba el mal trago.
El segundo de los mensajes que acaba de partir desde el Consejo de la
Magistratura tiene como destinatarios a los diputados y senadores que
se aprestan a tratar un proyecto de ley para devolverle el equilibrio funcional
al organismo, perdido tras la reforma impulsada por la entonces senadora
Cristina Kirchner en 2005, tras la cual el Consejo quedó preso de las nuevas
mayorías que ahora eran controladas por la política.
La magnitud y la urgencia de la demanda social por sanear el maltrecho
prestigio del poder judicial chocó en estos meses con la dificultad por
controlar y eventualmente enjuiciar y remover a los magistrados más
cuestionados, en parte debido a aquellos desequilibrios en la constitución
misma de las representaciones dentro del Consejo.
Casos tanto o más
escandalosos como el de Freiler -Norberto Oyarbide y Carlos Rozanski, por
ejemplo- pudieron resolverse gracias a que los jueces renunciaron para salvar
su jubilación, que tras una destitución hubieran perdido.
El detalle es
que el escudo protector con el que el kirchnerismo devolvía los favores
de esos y otros magistrados sólo ahora parece haber sido perforado.
En
plena dispersión, esa facción política apenas puede salir de su estupor para
articular alguna resistencia.
Las últimas noticias sobre las reacciones a la
prisión de Julio De Vido y Amado Boudou -los dos últimos caídos- muestran esa
confusión, que en los hechos se traduce en un piadoso "sálvese quien pueda".
El último y quizás más poderoso mensaje
aterrizó de inmediato en todos los pisos y despachos de la avenida Comodoro Py
2002, cuartel general de la justicia federal porteña.
Desde hoy,
todos los jueces que trabajan allí conocen el borde de un abismo al cual
podrían caer ellos mismos, y no sólo porque sus patrimonios sean igual de
inexplicables que el de Freiler.
Una histórica auditoria viene
explorando el desempeño de los doce juzgados federalesde primera
instancia, para comprobar cómo se portaron sus titulares ante las denuncias que
debían investigar, en qué plazos hicieron avanzar esas causas -cuando lo
hicieron- y con qué resultados.
Una mirada liviana sobre el trabajo de la
justicia, que sin embargo podría poner en problemas a
más de un juez.
fuente
“Clarin.com”, 17.11.2017
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