DON FRANCO Y EL CORREO - II
-
Un cartero gratis al que,
aún hoy, nadie le paga
JUEVES 09 DE FEBRERO DE 2017

Pasaron
seis meses de haber asumido como presidente cuando Néstor Kirchner rescindió el
contrato que unía al Estado con Correo Argentino, la compañía que explotaba el
servicio del histórico correo oficial.
Se apeló a un decreto, el 1075/2003, en
el que se dejó claro que el motivo de la vuelta atrás en la concesión era por
culpa del concesionario, manejado entonces por el grupo Macri.
Pero la historia de los servicios
públicos argentinos se rige por el principio del huevo o la gallina.
¿Qué
sucedió primero? ¿La cadena de incumplimientos que efectivamente acumulaba el
concesionario o los del Estado?
Es verdad que el Correo Argentino tenía decenas
de obligaciones que debió ejecutar, pero también lo es que el Estado tampoco
cumplió su palabra.
Uno debía inversiones; el otro, pagos de millones de envíos
despachados pero jamás cancelados.
Ninguna administración, la actual tampoco, pudo romper con un viejo
vicio: el Correo es el cadete gratis del Estado y de todas sus agencias.
Algo
así como el sobrino del dueño de la empresa, que reparte correspondencia y
pocas veces cobra por el trabajo.
Eso sí, como ese cadete obediente, no se
puede negar a recibir y llevar la carta a destino.
La regulación, aún vigente,
no le permite al correo rechazar una diligencia, aunque el remitente sea un
deudor moroso.
Con incumplimientos mutuos empezó aquella relación.
El mismo decreto
firmado por Kirchner y los ministros Alberto Fernández, Roberto Lavagna y Julio
De Vido reconoce que hubo un momento en que se aceptó una compensación.
Sin embargo,
las cuentas nunca conciliaron y la relación de aquel correo con el Estado ya
estaba rota en 2001.
Tenía razón aquella administración en
que la empresa del grupo Macri sumaba incumplimientos.
El privado decía que
gran parte de las obligaciones de inversión estaban en una planta de
distribución que construyó en territorio bonaerense.
El Estado no reconocía el
valor que el Correo decía que había invertido en el predio.
El problema de aquella caída empezó
con la falta de pago por los servicios prestados.
Las cartas iban y venían, el
Correo mandaba las facturas y se acumulaban en pinches de cuentas impagas.
Aquella dinámica no se cortó aún.
Las agencias del Estado deben millones al
Correo estatal.
No es el único incumplimiento.
En
aquella norma de 2003, en el artículo 4°, se instruía a De Vido para que en 180
días reprivatizara el servicio. Pasaron más de 4750. Trece años.
Fuente
“La Nación”,
09.02.2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario