TRENES:
HABLÓ EL MAQUINISTA DE LA TRAGEDIA
“No
soy un conductor suicida”,
dijo Daniel López, quien operaba el tren que chocó en Castelar.
El
maquinista del tren de línea Sarmiento que protagonizó un accidente
ferroviario en la localidad bonaerense de Castelar señaló que no es
un “conductor
suicida”,
mientras que reveló que no estaba alcoholizado ni que se quedó
dormido, a la vez que hizo “todo
lo posible para frenar”,
pero el tren no le respondió.
A
casi un mes del trágico hecho en el cual murieron 3 personas, Daniel
López, de 52 años y 29 como motorman de la mencionada línea de
trenes, contó que luego de impacto quedó “atrapado
en la cabina...
Escuchaba
gritos y cuando logré liberarme me tiré a las vías. Me chorreaba
sangre de la cabeza, me dolía el pecho, tuve golpes en la columna y
las rodillas. Me trasladaron a una clínica en Morón y ahí me
incomunicaron. Me enteré de los fallecidos al hablar con mi abogada,
antes de declarar ante el juez”,
señaló.
En
una entrevista concedida a un diario porteño, el maquinista del
Chapa 1 contó que el día de accidente sacó el vehículo del
depósito “con
un certificado de listo”
y dijo que “que
era la primera vez que lo manejaba después del arreglo que le habían
hecho”.
Si
bien en un principio declaró que no había tenido con los frenos,
luego recordó que existió un episodio “yendo
hacia Once: el equipo se quedó
agarrado,
como decimos nosotros, o sea, frenado pero enseguida reaccionó”.
Al
ser consultado sobre el video que muestra los minutos anteriores al
impacto y cómo reaccionó ante las señales de alerta, López
afirmó: “¡Los
violé
(los
semáforos) porque los frenos no me respondían!... Cuando quise
bajar la velocidad por el primer semáforo, el freno no me respondió.
Frene otra vez y seguía sin responder. Cuando veo el tren detenido
adelante, intenté frenar por todos los medios… En un momento me di
cuenta de que la colisión era inevitable, entonces intenté accionar
el freno de emergencia, para que al menos se amortiguara el impacto,
pero tampoco respondió. Cuando ya no podía hacer más nada, me
corrí hacia un costado y me encomendé a Dios”.
El
motorman negó además que haya estado alcoholizado o dormido al
momento del impacto y lo justificó al señalar que en todo momento
activó el mecanismo de hombre vivo: “Prueba
de que yo no estaba dormido el día del accidente es que mantuve
activo el hombre vivo siempre, hasta el choque”.
Según
comentó López, los controles de alcoholemia previos a su entrada en
servicio y posteriores al accidente dieron negativo. “Tampoco
estoy loco ni me quise matar; ¿me agarró la locura de golpe en
Morón? Es absurdo… Mi propia familia viaja en el Sarmiento: mi
hija viajó en el tren que chocó en Once, pero se bajó una estación
antes”,
recordó y al ser consultado sobre la intención de colocar cámaras
de video en las cabinas expresó: “No
me molestan, pero no van a ayudar a salvar vidas. Para proteger las
vidas necesitó frenos, no cámaras de video”.
CÁMARAS
A BORDO
En
tanto, en medio de la polémica por la instalación de cámaras de
seguridad en el interior de las formaciones del ferrocarril
Sarmiento, el Gobierno ordenó la colocación en 11 nuevos trenes.
“En el marco del nuevo plan de medidas de seguridad impulsada por
el Ministerio del Interior y Transporte de la Nación, se han
instalado cámaras de filmación en las cabinas de conducción de 11
formaciones ferroviarias de la línea Sarmiento”, explicó la
Unidad de gestión Operativa Mitre Sarmiento en un comunicado.
De
esta manera, a las ya conocidas instalaciones efectuadas en las
formaciones identificadas con los números 11 y 17, se sumaron ayer
las formaciones 3, 6, 9, 10, 12, 21, 22, 23 y 25.
FUENTE
“UNO”,
07.07.2013
{“hastaelpelomasdelgado”
se permite un comentario:
Desde
la más estricta racionalidad tragedias como las de Once o Castelar
se originan por falla humana o por falla del sistema o por la
concurrencia de ambas. No parece honesto intentar descargar toda la
responsabilidad sobre dos humildes trabajadores como están
intentando desesperadamente los funcionarios responsables del
correcto funcionamiento del sistema. Ya que aun aceptando, la
hipotética, responsabilidad de los conductores queda, la
incuestionable, certeza de la decrepitud del sistema, de la
ineficiencia de los funcionarios, de la inutilidad del sistema de
subsidios y sobre todo la corrupción que se debe tener como cierta
dada la falta de respuesta de los responsables y la lentitud
injustificable de los procesos investigativos y judicial.
Se
puede recordar que en la década del ’90 se produjeron accidentes
en las rutas de del país en los que estuvieron involucrados ómnibus
de larga distancia con un gran número de víctimas; por aquellos
días al gobierno de turno solo se le ocurrió dictar una norma por
la que se consideraba falta grave transitar sin balizas, matafuegos y
lanza de arrastre. Recuerdo las largas colas en los comercios que
vendían dichos elementos. Lo paradójico es que nadie parecía
advertir que si un automóvil o ómnibus es arrollado por un vehículo
de gran porte, a 120 kms. por hora, de poco servirían las balizas,
el matafuego o la lanza de arrastre. De mejorar las rutas,
iluminarlas, de control radarizado no se habló y la ley se aprobó y
entro en vigencia con la cómplice pachorra de la oposición… ya
que nadie dijo ni pio.}
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