DESMEMORIA Y…
DÍAS SALVAJES
-III-
El pueblo que no conoce su
historia está condenado a repetirla
La teoría del cerco
La izquierda peronista, confundida, se decepciona con
Perón apenas regresa al país.
Acusa a su ministro de Bienestar Social de aislarlo del
pueblo.
Perón los recibe y escucha sus demandas en la residencia
presidencial de Olivos, junto a López Rega.
“Yo soy un
servidor de la Nación porque el General me coloca allí. Si el General me dice
‘López salga’, yo salgo; si el Genera me dice: ‘López quédese’, yo me quedo.
Soy un soldado que cumple con la verticalidad del General Perón y que cumple su
tarea como un argentino que tiene noción de lo que la Patria necesita”
José López Rega
Llovía y eran miles.
Formaban diez cuadras de columnas compactas y detrás
otras diez cuadra más raleadas.
El punto de partida de la concentración era el cruce de
la avenida Maipú y Aristóbulo del Valle, cerca de la avenida General Paz.
Desde allí caminaron hasta la residencia que ocupaba
Perón desde que había regresado al país, hacía ya un mes, en Gaspar Campos
1065.
La Juventud Peronista Regionales, subordinada
orgánicamente a Montoneros, reclamaba un “diálogo directo”, sin intermediarios,
con Perón.

Querían “romper el cerco” que lo aislaba de s pueblo.
A la cabeza de la movilización estaban los cuatros
dirigentes de la Juventud Peronista
Regionales: Juan Carlos Dante Gullo, Miguel Lizaso, Juan carlos Añón y Roberto
Ahumada.
Eran las cinco de la tarde.
Había carteles y banderas de JP, Montoneros, FAR, FAP
(Fuerzas Armadas Peronista).

Más de medio millar de policías custodiaba la casa de
Gaspar Campos.
Cuando los dirigentes llegaron, les dijeron que Perón
estaba en la quinta de Olivos.
Les permitieron llamarlo por teléfono.
Los atendió López Rega.
Les aseguró que Perón los recibiría.
Entonces todas las columnas marcharon bajo la lluvia con
esa promesa.
La novedad los colmó de algarabía.
Hacía ocho días que Cámpora y el vicepresidente Vicente
Solano Lima habían renunciado.
La presidencia correspondía al titular del Senado
Alejandro Díaz Bialet, pero se le adjudicó una misión en el exterior para que
el poder recayera en Raúl Lastiri, presidente de la Cámara de Diputados y yerno
de López Rega.
Lastiri había ingresado en el quinto lugar en la lista
del FREJULI de Capital Federal.
López Rega e lo había pedido a Cámpora: adujo que su
yerno padecía cáncer de ganglios y si fallecía deseaba que su hija Norma le
quedara la pensión.
Cámpora aceptó.
Lastiri lo sucedió en la presidencia.
Montoneros lo entendía como un regreso al pasado: “La presencia de Lastiri como presidente
provisional supone la continuación imperialista y significa concretamente la
vuelta al régimen derrotado el 11 de marzo” afirmaron en un
comunicado.
Por eso propusieron que el Congreso designara a Perón
como presidente provisional por ley de Acefalía.
Y lanzaron la consigna: “Perón
presidente, inmediatamente”.
La movilización de la Juventud Peronista a Olivos también
estaba enmarcada en la disputa por la vicepresidencia.
Montonero sostenía a Cámpora.
O en su defecto, al jefe radical Ricardo Balbín.
La fórmula Perón-Balbín, un hipotético acuerdo político
que se denominaría “Movimiento de Unión Nacional”, seducía a algunos dirigentes
del peronismo.
Perón le había dado cierto aire a esa posibilidad.
“Es una muy
linda fórmula. Yo con Balbín voy a cualquier lado, porque es un excelente
compañero”, había expresado.
Perón lo había visitado en el Congreso al cuarto día de
su arribo al país.
Sin embargo la posibilidad de Balbín como vice fue
rechazada por os gremios: no aceptaban que la UCR obtuviera el poder en caso
que e consumara la peor hipótesi.
Perón ya había tenido dos infartos en cuatro meses.
Loa gremios no tenían un dirigente propio para acompañar
a Perón en la fórmula.
Reclamaban la vicepresidencia para Isabel o, en el último
de los casos, para López Rega.
Todavía quedaban flotando e el aire los coletazos de la
masacre de Ezeiza.
Montoneros había ordenado pintar las paredes con la
inscripción: “Osinde, asesino del pueblo
peronista”, y también, en afiches de fondo negro, imprimió las
fotografías de José Ignacio Rucci, Alberto Brito Lima y Norma Kenedy, con la
inscripción “traidores”.
Una ignota “Juventud Peronista”, en tanto utilizaba el
primer mes de aniversario de Ezeiza para denunciar a “los
infiltrados en nuestras filas: ERP, FAR, Montoneros, con sus drogadictos
homosexuales y mercenarios vernáculo y extranjeros”.
La lucha interna, además, comenzaba a dejar sus primeros
muertos.
El 22 de julio el obrero Benito Sphan, militante dela
Juventud Peronista, fue asesinado por un custodio de UOM en un salón del barrio
9 de Julio, en San Nicolás.
Aunque luego se intentó quitarle “intencionalidad
política” al crimen, la CGT local y las 62 Organizaciones
habían declarado “personas no gratas” a
cuatro concejales de la JP y al titular del Concejo Deliberante, Pedro Machi.
“SIN
INTERMEDIARIOS”
Perón recibió a los dirigentes juveniles en un salón de
la residencia de Olivos.
Era la primera reunión cara a cara, luego del frustrado acto del 20 de junio.
Junto a Perón estaban Lastiri y López Rega.
El ministro de Bienestar Social los recibió con
desconfianza.
“Yo sé que debajo de los ponchos hay armas largas”,
afirmó.
Le pidió al jefe de custodia Juan Esquer que los
revisara. Esquer no hizo caso.
Juan Carlos Dante Gullo le mencionó a Perón que la
Juventud Peronista tenía medio millón de militantes encuadrados en todo el país
y que era la única organización que podía movilizar en perfecto orden y
disciplina.
“Los 60.000
compañeros que esperan afuera nos dan autoridad representativa como los únicos
dirigentes de la JP.”
López Rega intentó ralear su autoridad como líder
juvenil: “Juventudes Peronistas son muchas y
están divididas”, dijo.
En la reunión, Gullo pidió un contacto permanente para
que no hubiera intermediarios en la relación con la JP.
Perón respondió que, cada vez que necesitaran verlo,
hablaran con Esquer.
La JP pidió que quedara un registro gráfico de la
reunión.
López Rega intentó impedirlo: “Hoy no hay fotógrafos en
la residencia”, dijo.
Aun así lograron hacer ingresar al reportero de “El Descamisado”, que esperaba fuera.
Parecía una acción política exitosa. Un final feliz.
De los hechos se desprendía la siguiente lectura: Perón
había recibido a JP en el contexto de una movilización de miles de militantes;
la había legitimado; la manifestación había sido pacífica, sin infiltrados ni
incidentes; la JP había encontrado a Perón por primera vez desde su regreso al país; lo habían
encontrado en buen estado de salud, y bastaría contactar al jefe de la custodia
Esquer para un nuevo encuentro.
“El
Descamisado” lo graficó en la tapa del número 10: “La Juventud Peronista llegó hasta Perón. Se rompió
el cerco del brujo López Rega”.
Incluso más: los líderes le pidieron a Perón que les
escribiera una esquela de pocas líneas, para darle veracidad a encuentro. Perón
aceptó.
Lo líderes juveniles atravesaron los portones de Olivos.
En la calle, la multitud los recibió con júbilo.
“Urgente,
urgente, Perón presidente”, se cantaba.
También se escuchaban otras consignas más urticantes: “Que nadie lo discuta López Rega hijo de puta”.
“López, los
muchachos quieren conectar conmigo”
Sin embargo, los diarios publicarían otra versión del
encuentro de Perón con la JP.
La versión del gobierno. La versión oficial.
En un comunicado de Presidencia distribuido por Télam se
informaba que José López Rega había sido
designado “delegado personal del teniente
general Perón ante las distintas organizaciones que conforman la Juventud
Peronista”.
Los recibiría en su despacho oficial los días jueves por
la mañana.
Las entrevista debían solicitárselas a Julio Yessi.
En ese momento, Yessi era asesor de Gabinete del
Ministerio de Bienestar Social y había sido designado por López Rega para
conformar la Juventud Peronista República Argentina (JPRA).
López Rega quería tener su propia JP:
Las aclaraciones posteriores de López Rega tomaban de
modo grotesco a aquella “juventud maravillosa”
que elogiaba Perón durante la dictadura de Lanusse.
El hombre al que querían borrar del círculo de Perón los
atendería de acuerdo con su agenda de actividades en el Ministerio.
Dos días después, López Rega explicó a la prensa lo
sucedido en la reunión de Olivos: “Lo que ha
ocurrido es que el general Perón, ante un pedido de los muchachos que lo fueron
a ver, me llamó y me dijo: ‘López, los muchachos quieren conectar conmigo.
¿Cómo podemos hacer?’. ‘Buenos – le dije -, que me indiquen qué es lo que
quieren, yo se lo traslado’. Y eso fue todo. Lo voy a decir con toda claridad.
Siguiendo las indicaciones del General he manifestado que los días jueves, que
es el día que tengo un poco más de tiempo en la mañana, de 9 a 11, recibiría a
todos os dirigentes dela Juventud. Esto solamente a efectos de facilitarles un
camino más directo, para que no anden penando y dando vueltas de un lado para
otro buscando gente que los pueda acercar o buscando influencias que no
existen. Si ellos dicen que no quieren verme a mí, tienen el derecho de hacer
las cosas como se les dé la gana. Yo no puedo forzar a la JP ni tengo la menor
intención. Yo soy un servidor de la Nación porque el General me coloca allí. Si
el General me dice: ‘López salga’, yo algo; si el General me dice: ‘López
quédese’, yo me quedo. Soy un soldado que cumple la verticalidad del general
Perón y que cumple su tarea como un argentino que tiene noción de lo que la
Patria necesita”.
López Rega anticipó que en su rol de intermediario
recibiría “a todos los dirigentes de la
juventud”.
El dilema de la JP era como seguir acusando a López Rega,
sin cuestionar a Perón, y dar respaldo a la versión publicada en “El Descamisado”.
Convocaron a la prensa al local dela calle Chile, en San
Telmo, y leyeron un comunicado.
Afirmaron que “Perón se
encargó de enfatizar que entre ellos y la juventud no debía existir ningún tipo
de intermediario, y no se habló del nombre (López Rega) que alude el comunicado
de Presidencia”.
Además presentaron la esquela de Perón como prueba de legitimidad
de que eran los únicos representantes juveniles: “‘He recibido a
los compañeros dirigentes de la Juventud Peronista’. Y nosotros agregamos que
acá hay una sola Juventud Peronista y es la que luchó contra la dictadura
militar, la que se moviliza masivamente”.
En medio del desánimo y la confusión, la JP continuó
redactando comunicados contra López Rega, pero no puso en duda la palabra de
Perón – “no habría ningún intermediario” – antes
que admitir la trampa que les habían tendido en la noche de Olivos.
El 25 de julio, el Ministro de Bienestar Social comenzó
sus tareas como delegado de Perón ante las organizaciones juveniles y recibió a
una delegación de dirigentes de la JPRA y de la Juventud Sindical Peronista
(JSP).
“NO ERA LÓPEZ
REGA: ERA EL PLAN DE PERÓN”
El periodista Ricardo Grassi fue director de “El Descamisado” y de las posteriores
publicaciones de la JP montonera. “El Peronista” y “La Causa Peronista”, entre 1973 y 1974.
Es autor del libro “El
Descamisado. Periodismo sin aliento”.
Esto relató en una entrevista con el autor.
-
Una delas
versiones difundidas sobre la reunión del 21 de julio de 1973 en la residencia
de Olivos es que el “Descamisado” suprimió a López Rega de la foto de Perón con
los dirigentes de la Juventud Peronista.
-
No, no hubo corte, López Regano
estaba en la foto. La foto la había hecho un fotógrafo de “El Descamisado”.
Perón dijo que el nexo era Esquer y después, cuando terminó la reunión, López
Rega dijo que el intermediario era él. Era todo muy agitado. Nosotros creíamos
en la “teoría del cerco”. Pero en realidad no se trataba de López Rega era el
plan de Perón. Perón tenía mucha cancha. Si había dicho que era Esquer y
después López Rega decía otra cosa a Perón no le importaba. ¿Qué podíamos hacer
nosotros? Es como un tipo muy importante te firma un cheque sin fondos. ¿Qué le
podes protestar?
-
¿No se percibía
esa manipulación de Perón?
-
Perón era muy habilidoso para
mantener su poder. Así logró mantenerlo en los años de exilio. Él tenía un
proyecto y necesitaba las personas para llevarlo adelante. Rucci era
fundamental. Fue a quien eligió para manejar la organización sindical. No elgió
a (Raimundo) Ongaro. Perón era pragmático. Tenía en claro qué es el poder, que resortes se necesitan
para un plan.
-
Un plan que no podía llevar
adelante con Montoneros.
-
Montoneros y la
izquierda peronista no tuvieron la flexibilidad para generar una situación que
permitiese negociar. Todo era “de máxima”. A partir de matarlo a Rucci (el 25
de setiembre de 1973)se perdió toda posibilidad de negociación. Había que tener
la lucidez para generar eso. En realidad, el que le había dado espacio al
“montonerismo” había sido Cámpora. Y era una alianza electoral para el 11 de
marzo. Perón dejó hacer porque el “montonerismo” era un sector que movilizaba.
Después Perón defenestró a Cámpora, lo mandó de embajador, y era evidente que
defenestró también a todo el “montonerismo”, no sólo a Cámpora.
-
Ya con la caída de
Cámpora, Montoneros perdió el espacio de negociación.
-
En política hay
espacio para todo. Se necesita lucidez y políticos. Los militantes no son
necesariamente políticos. Son personas puristas, llenas de principios. Entre
ellos me pudo incluir. Pero los dirigentes tienen que ser políticos. Montonero
no tuvo la capacidad de mantener un diálogo, una alternativa. Se empezaron a
establecer elementos de puja, y esto Perón no lo digirió de ninguna
manera…Salvador Linares, “El Palomo”, nuestro diagramador y peronista de la
primera hora, decía: ”Con Perón no se jode, no soporta que les cuestionen la
autoridad”.
-
¿Cómo se inventó
la “teoría del cerco”? ¿Montoneros la creía realmente?
-
Hay dos cosas
que manejar. La posición oficial, que se dice públicamente, y lo que piensan
los individuos, que sólo importa internamente. Ante la situación de quedar
desacomodados, se prefirió creer en la “teoría del cerco”. Porque una vez Perón
había hablado de la patria socialista, en un libro, o en una entrevista
filmada, y había hablado de las “formaciones especiales”… Pero Perón, cuando se
reabrió el período democrático, entendió que las formaciones especiales ya no
tenían sentido para su plan. Empezó a hablar de “democracia integrada” antes
que de patria socialista. Algo que había que elaborar para seguir sintiéndose
dentro del peronismo, y surgió la teoría del cerco. Alguno la creerían. En
política no importa mucho lo que creés, importa lo que decís. De todos modo ,
más allá de la política, eran dos proyectos opuestos. Y para destruir del que
encarnaban las formaciones especiales, tuvieron que inventar la Triple A y luego
las desapariciones y torturas demenciales.
-
¿Cómo era la
participación de Mario Firmenich en “El Descamisado”?

-
Alguien de la
conducción, no necesariamente Firmenich, venía una vez por semana a la revista.
Teníamos discusiones de contenido, pensábamos cómo sintetizar las cosas. A
Firmenich le gustaba hacer e periodista, pero no reclamaba los títulos, sólo
participaba de la charla política. Periodísticamente, todo se complicó a partir
de que llegó Perón al país. Hasta entonces teníamos todo digerido para decir
una cosa, y después el panorama cambió. Me acuerdo de que una vez, con un
discurso de Perón en la CGT, publicamos “Condenó al imperialismo yanqui”,
cuando el discurso decía otra cosa… apenas una mención perdida. Era una
situación delicada y preocupante. Porque una cosa son las estructuras del poder
y otra, algo que puede ser poderoso – como Montoneros – pero no está en la
estructura del poder y no negocia dentro de un sistema. Fue un período de mucha
tensión, hasta que sucedió la muerte de Rucci. Fue una equivocación total. Se
creyó que poniéndole un cadáver sobre el plato, él iba a negociar. Perón no era
así; dijo: “Acá se terminó”. Y además no era cualquier cadáver. Era el cadáver
del tipo que él había elegido. Me lo dijo en el reportaje que le hice en Madrid
en diciembre de 1972: “Rucci va a manejar los sindicatos”.
-
¿Cómo
vivió Montoneros la campaña en apoyo a la fórmula Perón- Isabel Perón para
setiembre de 1973?
-
Se vivió mal. Era una
fórmula que no pegaba en nada con la visión de Juventud Peronista. La revista
hizo una presentación crítica. Isabel era López Rega. Pero a la vez, desde el punto
de vista político, no había otra alternativa. Si no apoyabas esa fórmula,
quedabas fuera del peronismo.
Fuente
“LOS DÍA
SALVAJES”
MARCELO
LARRAQUY
SUDAMERICANA
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