UN HOMBRE QUE…
SE TRAICIONÓ A SÍ MISMO
Lo que pocos recuerdan sobre uno de los principales socios políticos de
Cristina.

Miserias y secretos
de un tal Leopoldo Moreau
Miercoles, 08 de
mayo de 2019
Leopoldo Raúl Guido Moreau no necesita presentación: es
uno de los principales socios políticos de Cristina Kirchner.
Por
caso, la expresidenta suele mostrarlo como la postal del apoyo que ostenta por
parte de un sector del radicalismo.
Hace pocos meses, Moreau ganó
repentina notoriedad después de haber denunciado que había policías infiltrados
en los incidentes periféricos al Congreso Nacional -en el marco del debate del
Presupuesto- agitando a viva voz una foto que era... ¡de 2017!
Quienes lo
conocen, no se sorprendieron.
Es un personaje surgido del surrealismo argento,
que sabe regalar papelones por doquier.
Como cuando justificó el ataque al
periodista Julio Bazán, aún cuando él mismo es presidente de la Comisión de Libertad de
Expresión.
.
EEn el mismo sentido, su incontenible verborragia lo llevó a ser
procesado por discriminación luego de injuriar al legislador del PRO Waldo
Wolf por su origen judío.
Sin embargo, lo más sorprendente fue verlo convertido en
kirchnerista luego de haber sido un duro crítico de Néstor y Cristina.
Por
caso, en el año 2006 sostuvo que "Kirchner pierde la noción
de tiempo y espacio, debería avergonzarse por su apoyo al Pacto de Olivos, a la
privatización de YPF y a la reelección de [Carlos] Menem y por "seguir los
consejos de [Domingo] Cavallo, su asesor financiero de entonces".
Dos años después, insufló tras bambalinas el voto
"no positivo" de Julio Cobos para tumbar el intento de los K
de incrementar las retenciones móviles al campo.
Ciertamente, sus
contradicciones no deberían sorprender: critica duramente al macrismo por la
supuesta represión que lleva adelante, olvidando su propio devenir en los días
de la dictadura militar.
En esos idus, Moreau supo trabajar en diario La Opinión,
mientras su propio dueño, Jacobo Timerman permanecía detenido
por los uniformados.
Fue en 1977, cuando el general Teófilo Goyret intervino
de facto el periódico y expulsó a buena parte de los trabajadores.
¿Por qué
Moreau no fue parte de la eyección? La respuesta es incómoda por demás.
Los días de periodismo para él se terminaron justo al momento de
llegar la democracia. A partir de 1983, Moreau supo acomodarse a la teta del
Estado, sin solución de continuidad.
Casi siempre, hasta el día de
hoy -con pequeñas excepciones-, vivió del dinero
público.
No obstante, la "diferencia" dineraria la logró
gracias a los sobresueldos que le pagaba el narcolavador Alfredo Yabrán,
al igual que a muchos otros legisladores, tanto radicales como peronistas.
A cambio de ese dinero, Moreau hacía lo que le ordenara el
extinto empresario postal.
Por ejemplo, fogonear la denuncia del escándalo
IBM-Banco Nación. Se trató de una maniobra a través de la cual Yabrán
intentó contrarrestar los embates de Domingo Cavallo.
Dicho sea de paso, participaron de la misma opereta los
periodistas Daniel Hadad y Bernardo Neustadt,
ambos -también- a sueldo del empresario postal.
Fue una jugada brillante, porque los principales "alfiles" del
cavallismo aparecían implicados en ese hecho de corrupción y debieron abandonar
sus ostentosos cargos durante el menemismo.
Volviendo a Moreau: en algún momento creyó que podía ser
presidente y se animó a presentarse como candidato.
Fue para las elecciones del
27 de abril de 2003.
No le fue muy bien: obtuvo 2,34 % de votos.

Un poco antes, en su libro La prueba, del año
2001, Juan Gasparini aseguró que Moreau fue uno de los
presuntos beneficiarios de los sobornos en el Senado de la Nación, destapados
durante el gobierno de La Alianza.
El referente radical protestó públicamente entonces, pero desistió de querellar al
periodista en la Justicia.
Pasaron los años y, como se dijo, Moreau decidió abrevar en el
kirchnerismo, merced a su entonces yerno, Leandro Santoro, a quien
él mismo ayudó a acomodarse en la Legislatura porteña.
Fue entonces que tomó reimpulso y decidió fundar el Movimiento
Nacional Alfonsinista, el cual poco después se alió al kirchnerato.
Por
suerte, Raúl Alfonsín no llegó a vivir para ver algo semejante.
Basta recordar que en agosto de 2006, el otrora presidente
radical sostuvo que los Kirchner encabezaban "una campaña"
para "reinventar la historia" de los 70.
Finalmente, quien superó a Néstor y Cristina, aquel que está
decidido a reescribir los setenta, es su propio ex delfín, el siempre camaleónico
Moreau.
Fuente
“MENDOZA Post”,
08.05.2019

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