UCRANIA -I-
EL FRACASO DE LOS POLÍTICOS
Zelenski, presidente de
Ucrania en la pantalla y en la vida real
El actor, que arrasó en las elecciones del domingo
en el país geoestratégico para occidente, hizo fortuna con su productora
María R. Sahuquillo - 22 ABR 2019

Sus amigos siempre dicen que no hay un Volodímir Zelenski, sino muchos.
Todos aquellos a los que el actor ha dado vida en la ficción.
Ucrania le
identifica con uno, Vasil Holoborodko, el honrado maestro de historia de una
escuela secundaria que, después de que uno de sus discursos en clase
despotricando contra la corrupción se hiciese viral, da la campanada y gana
las elecciones para presidir el país.
Pero Zelenski, de 41 años, ha dado esa campanada en la vida real.
Y, con un gigantesco
e inédito apoyo en las urnas, se convertirá en el sexto presidente de Ucrania.
Y lo hará con un guion todavía por escribir y en un país que se enfrenta a
desafíos mayúsculos.
Zelenski
nació en Krivyi Rih, una ciudad sudoriental del cinturón metalúrgico en la
región de Dnipro, en una familia judía.
Allí, saliendo de la adolescencia fundó
con unos amigos un grupo de teatro.
Y lo llamó Kvartal 95, como el distrito
donde creció, en un enorme bloque de pisos bautizado como “el hormiguero”.
Aquel
grupo creció, se hizo famoso y se convirtió en una exitosa productora de
entretenimiento.
Con ella ha construido una fortuna.
Otro personaje más en su
registro: el de millonario hecho a sí mismo.
Hoy, el
carismático comediante sigue rodeado de muchos de esos amigos de la infancia
que han formado el núcleo duro de su partido Servidor del Pueblo, al que
también bautizó como la serie de televisión que le ha encumbrado y que millones
de personas pueden ver en Netflix.
“Siempre tuvo un talento natural para el
escenario, la televisión y ahora la política. Lo lleva dentro”, comentaba una
de sus colaboradoras el domingo en su cuartel general en Kiev, un local más
parecido a una start-up de Silicon Valley que a una sede electoral.
Con sus
mesas de ping-pong, juegos de mesa y hasta un foto-call, el equipo de Zelenski
—o Ze, como le llaman— proporcionó horas de gloria en Instagram, donde el actor
cuenta con tres millones de seguidores.
Las redes han sido un elemento central
en su campaña.
Y con las redes y ese tono de show televisivo, similar a sus entretenidos
espectáculos, ha logrado captar al electorado.
Zelenski,
que pasó durante su infancia un par de años en Mongolia, donde destinaron a su
familia por trabajo, habla mejor ruso que ucranio.
Y eso no le ha costado
votos, pese a que su rival, Petro Poroshenko intentó hacer de ello una
desventaja.
El actor ha arrasado en todo el Este, pero ha obtenido una holgada
mayoría en la totalidad del país.
Poco se
sabe de sus modelos políticos.
El actor ha mencionado en alguna ocasión al
presidente francés, Emmanuel Macron, como su modelo.
Pero también al populista
ultraconservador líder brasileño Jair Bolsonaro.
Con el mandatario francés,
dijo, tiene “una mentalidad común”.
Y no fue casualidad que antes de las
elecciones su equipo forjase una reunión en París con Macron.
Algo que
tranquilizó a muchos diplomáticos occidentales, que llevaban semanas rumiando
sus dudas por la falta de datos del comediante, alérgico a las entrevistas y
las comparecencias más serias.
Estaban
inquietos por confirmar si mantendría el giro europeísta y prooccidental que el
país ha mantenido país desde que en 2014 la llamada revolución de la dignidad
derribase al Gobierno de Viktor Yanukóvich, aliado del Kremlin.
Algunos
comentaban la semana pasada que incluso habían empezado a analizar el
serial Servidor del Pueblo en busca de pistas.
Porque a Zelenski le
gusta hacer paralelismos entre la realidad y la ficción.
El
comediante apoyó esa revolución en su momento.
Montó varios espectáculos para
los soldados ucranios enviados al Este y donó miles de euros de su bolsillo
para proyectos en el frente.
Y fue procesado en Rusia por ello.
Casado con
Yelena Zelenskaya, una arquitecta que es guionista en Kvartal 95, y con dos
hijos adolescentes, Zelenski ha tratado durante años de mantener su familia
alejada de la vida pública.
Su
entorno le define como un ganador.
Estudió Leyes en la universidad.
Y allí,
también contra todo pronóstico, batió a dos duros rivales en las elecciones del
campus.
Entonces ya era una celebridad local.
Se había hecho un nombre por
participar en el llamado Club de la Gente Innovadora y Divertida, un concurso
de improvisación y monólogos.
Su
trayectoria en el mundo del espectáculo es lo que le llevó al entorno de Igor
Kolomoiski, un oligarca acusado de desfalcar millones de uno de los mayores
bancos de Ucrania.
El actor, que mantiene un discurso contra las élites
políticas y la oligarquía que lleva manejando el país años, siempre ha dicho
que sus vínculos con Kolomoiski son puramente profesionales.
Sin embargo, ambos
comparten personal de seguridad, vehículos y hasta abogados.
Además, varias
investigaciones periodísticas revelan que, desde principios de 2017, el
comediante viajó 13 veces a Ginebra y a Tel Aviv, donde el millonario ha vivido
desde que se autoexilió.
Fuente
“EL PAÍS”, España, 22.04.2019
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