VENEZUELA A OSCURAS
-III-
Apagón en Venezuela saca a la luz el caos generado
por la crisis

AFP
8 de marzo, 2019
Caracas -
Margarita concluyó este viernes que llegó la hora de irse de Venezuela tras
ver su negocio arrasado por ladrones que aprovecharon la oscuridad y el caos en
que quedó sumido casi todo el país desde el jueves por un apagón.
"Le dije a mi esposo que había decidido irme, lo tenía pensado hace
años, pero llegó la hora, anótalo", dijo a la AFP Margarita
Jardín, con el semblante roto de tanto llorar en medio del desorden de su
pequeño local de impresión y fotocopiado en Bello Campo, en el este de Caracas.
A salvo de las cámaras de seguridad y sin vigilancia en el sector, los
asaltantes abrieron un boquete y se llevaron una computadora, tres impresoras,
la caja registradora, el punto de pago electrónico -vital por la escasez de
efectivo- y chucherías (snacks).
En medio de la grave crisis económica será
difícil levantar el negocio familiar iniciado hace 20 años, admite la mujer de
41 años.
"No quiero dejar mi país, pero qué hago, no se puede vivir en esta
desidia", añadió esta profesora de arquitectura de una universidad pública,
donde su sueldo no llega a 10 dólares.
Veintidós de los 23 estados del país sufren un apagón desde las 16:50
locales del jueves (15:50 de Ecuador), que el gobierno del presidente Nicolás
Maduro atribuyó a un sabotaje de la oposición y Estados
Unidos en su empeño para sacarlo del poder.
Aunque
los cortes de luz son frecuentes en el país con las mayores reservas
petroleras, se trata del peor apagón que sufre Venezuela en medio del deterioro
de la infraestructura eléctrica.
"Otro
día de atraso"
La emergencia
colapsó los servicios de internet, el transporte público, el suministro de agua
(amplios sectores dependen de bombas eléctricas para alimentar sus tanques por
los racionamientos) y de gasolina, por lo que el gobierno suspendió la jornada
laboral y las clases.
Luego de más
de 21 horas de corte eléctrico, los gremios de la salud también reportaban
dificultades para atender a pacientes en los hospitales.
Sin
comunicación y con los celulares muertos, un grupo de vecinos de Los Palos
Grandes, en Caracas, madrugó para hacer fila y recargar sus aparatos en un
panel solar de una plaza pública.
"Pasamos
la noche con velas, mis familiares están en la casa porque no pudieron ir a
trabajar ni estudiar", contó a la AFP Alexis Zabala,
incrédulo sobre la versión de un sabotaje.
"Es
mentira, ellos (el gobierno) siempre buscan a quien echarle la culpa. La razón
es el mal estado de la red, la falta de mantenimiento y de inversión",
apuntó el jubilado de 62 años.
"Ojalá
no pase nada grave, pero esto está muy raro", afirmó por su parte un
empleado de un hotel, abriendo campo a las suspicacias.
Las calles de
la capital lucen semivacías, pues el metro salió de operación y la flota de
autobuses -ya afectada por la falta de repuestos- cesó en un 90 % el viernes,
según dirigentes del sector.
Rostros
cabizbajos abundaban entre los transeúntes, mientras la policía brillaba por su
ausencia en los cruces viales.
"Es un
día perdido para todo el país; otro día de atraso", declaró a la AFP Carlos,
mientras esperaba en vano clientes para transportar en su motocicleta.
Su
compañero Jonathan tenía una preocupación adicional: "Estoy rezando porque
lo poquito que uno tiene en la nevera no se descongele y ahí sí estamos
jodidos", sostuvo.
Ni para las
velas
Judi Bello
acudió a su trabajo como vigilante en un banco estatal solo "por
cumplir", pues nunca abrió las puertas. Tuvo que tomar tres autobuses y
agotar el poco efectivo que tenía.
"Volveré
caminando, no tengo más real (dinero). Me vine sin comida porque lo que tenía
se los dejé a mis hijos", confió Judi a la AFP, alistándose para una
caminata de seis horas.
La mujer, de
42 años, debe arreglárselas con un salario mínimo que apenas le alcanza para
dos kilos de carne y en breve despedirá a su hija de 18 años que emigrará a
Perú, para sumarse a los 2,7 millones de venezolanos que, según la ONU
(Organización de las Naciones Unidas), abandonaron el país desde 2015 debido a
la peor crisis en la historia moderna de Venezuela.
Se quedará
con su hijo de 13 años, aún convaleciente de una puñalada en el corazón que,
cuenta, le propinó un niño de diez años para robarle sus chancletas y a la que
sobrevivió gracias a las medicinas que le donó una fundación. "No tengo ni
siquiera para comprar velas, están muy caras".
Mientras
técnicos de la estatal eléctrica intentan resolver la crisis en la
hidroeléctrica Guri, la más grande del país, Margarita empaca la poca mercancía
que le dejaron los ladrones.
Y dentro de poco las maletas que la llevarán a
probar suerte en "algún país latinoamericano".
Fuente
“EL UNIVERSO”,
Ecuador, 08.03.2019
No hay comentarios:
Publicar un comentario