VENEZUELA:
COLECTIVOS O… PARAMILITARES
Las fuerzas de choque que arropan a Maduro
Civiles organizados
en colectivos prometen resistir hasta el final para defender al chavismo
FRANCESCO MARETTO
Caracas

Los simpatizantes de Maduro conocidos como colectivos. M. GUTIÉRREZ EFE
Son el bastión más duro
del chavismo y,
a menudo, sinónimo de terror para los opositores que protestan contra Nicolás Maduro.
Se articularon sobre todo a partir de 2002,
después del intento de golpe contra el expresidente Hugo Chávez,para defender al Gobierno desde los
barrios.
Recibieron apoyo económico de las autoridades venezolanas.
Están
impregnados del imaginario de la lucha armada de los sesenta.
Se escudan en la
organización de actividades comunitarias, pero en los momentos de tensión
política algunos actúan como pandillas motorizadas de paramilitares, como
fuerzas al margen de la ley.
Son los colectivos y, pese al descontento que
sobrevuela hasta sus filas, prometen proteger la llamada revolución
bolivariana. Hasta el final.
“¿Qué pasa si lanzas una piedra a un panal?”, pregunta un joven en la entrada
de la llamada Comuna socialista El Panal 2021, en la parroquia del 23 de enero.
“Las abejas tienen un concepto obreril. Y se defienden”.
En este sector popular
del oeste de Caracas, que
fue el laboratorio de varios programas sociales impulsados por Chávez, el
colectivo Alexis Vive ejerce el control sobre un conjunto de caserones
alrededor del edificio conocido como Bloque 26.
Es formalmente una fundación y
se llama así en memoria de José Alexis González, un militante que falleció de
un disparo horas antes de la detención del exmandatario para desalojarle del
poder.
La situación es hoy radicalmente distinta.
Pero muchos sus miembros
están dispuestos a convertirse en la última línea de defensa del régimen.
Jefferson González, de 25
años, recibe con cordialidad a los visitantes dispuestos a escuchar el
funcionamiento de la comuna, sus proyectos y su versión de la realidad, en
esencia un guion de retórica marxista, determinista y antimperialista.
Sus
palabras son menos amables. “A Juan Guaidó hay que meterlo preso. Nuestro presidente es Maduro”,
dice en referencia al presidente interino que desafía al sucesor de Chávez.
Afirma creer en el diálogo, pero no en la negociación. “Si Maduro ganó
elecciones tiene que gobernar. No como el compañero diputado Guaidó, que se
autodeclara presidente”, continúa mientras enseña un estudio de radio desde
donde su grupo se dirige a los vecinos.
“Desde la radio hablamos a la comunidad
y le contamos cómo fueron las guerras en Siria, en Afganistán. Estamos montados
en los techos de la izquierda. No tenemos nada que negociar con el imperio”,
asegura y, aunque concede que "hay ineficiencia en algunos sujetos del
Gobierno", recuerda que hasta en las mejores familias hay una oveja negra.
EL ESPEJO NICARAGÜENSE
La represión del régimen de Daniel Ortega en Nicaragua ha sido comparada con el modus operandi de los colectivos venezolanos.
“Los cuerpos militares, las dictaduras han tenido siempre sus grupos de trabajo sucio. Aquí eso se ha combinado en gran medida con los colectivos”, asegura el sociólogo Roberto Briceño.
“En tiempos más recientes esos colectivos los empieza a tomar la FAES —las fuerzas especiales de la Policía, temidas por la población por su violencia y responsables de varios asesinatos— y se sabe que en la FAES hay miembros de los colectivos”.
“En las actuaciones conjuntas con la policía, los hay que directamente actúan como tales, pero hay también funcionarios policiales que se disfrazan de miembros de colectivos para actuar encapuchados”, añade
Habla de paz, de la importancia de la
educación, de convivencia, pero según sus condiciones.
Rechaza la llegada de
ayuda humanitaria.
Alguien le contó que la que llegó a Libia “fue para matar a
niños”.
Se lo creyó. Y sentencia: “Si los gringos entran, nosotros el
continente lo vamos a vietnamizar desde el Río Bravo para abajo”.
“Son unas organizaciones que
han sido puestas como fuerzas de choque, son entre independientes y brazos
armados o semiarmados del Gobierno. No es posible decir que los colectivos son
simplemente un brazo del chavismo,
pero sí actúan como tal en algunos momentos, sí han recibido apoyo financiero y
abundante por parte del Gobierno”, explica Roberto Briceño León, docente de
Sociología y director del Observatorio Venezolano de Violencia.
“Muchos de ellos surgieron
vinculados a la lucha armada de Venezuela. El segundo aspecto es el de las
organizaciones vecinales que comenzaron en los setenta. Y el tercer elemento es
la criminalidad simple, pero organizada”.
Esa mezcla, que no siempre reúne las
tres condiciones, lleva desde hace unos 15 años a estas organizaciones, que no
están contabilizadas, a sustituir al Estado en muchas barriadas de las grandes
ciudades.
“Hay un vecino que hace mucha
bulla o molesta y ellos acuden. Pero además hacen funciones políticas. Si
cacerolean o protestan en un barrio, ellos van, dan más miedo que la policía
normal”, continúa este experto en el fenómeno.
“Han limpiado los barrios de
venta de drogas, pero es cierto que algunos grupos empiezan a entrar como
bandas criminales, limpian pero se quedan con el negocio”.
MÁS INFORMACIÓN
Fuente
“EL PAÍS”, España, 08.02.2019
“EL PAÍS”, España, 08.02.2019
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