19 ene 2019

NICARAGUA: INSEGURIDAD / BUSES












NICARAGUA:
INSEGURIDAD / BUSES


El riesgo de viajar en bus de noche en Managua

Peligro. Los buses dejan de circular más temprano, los usuarios no saben con precisión a qué hora pasa la última unidad y la capital ya no es tan segura.


 Juan Tijerino


Foto: Orlando Valenzuela 
La falta de alumbrado público se ha vuelto cada vez más común en muchas zonas donde hay paradas y el incremento del índice de inseguridad en los últimos meses preocupa a los usuarios.



Managua, Nicaragua  | 18 Enero 2019 



La parada de buses que está en el km 4 sobre la carretera Panamericana Norte tiene dos caras. 
Por la mañana, se asemeja a un tramo del mercado, por la variedad de productos que cuelgan de su estructura metálica, y por la noche está en tinieblas, con un alto nivel de inseguridad para los usuarios del servicio urbano de transporte.


Tomar un bus por la noche se ha vuelto últimamente una opción muy arriesgada.
La falta de alumbrado público se ha vuelto cada vez más común en muchas zonas donde hay paradas y el incremento del índice de inseguridad en los últimos meses preocupa a los usuarios. 
Datos oficiales de la Policía indican que en 2016, 4,270 personas denunciaron haber sido víctima de robo con intimación y hubo 3,794 denuncias de robo con intimidación.
El más reciente estudio de opinión de la firma encuestadora CID Gallup, de enero de 2019, revela que el 22% de los nicaragüenses afirma que ellos o algún familiar que vive en el mismo hogar, han sufrido algún tipo de robo o asalto.


Asimismo, el 53% de los encuestados dijo que el crimen y la delincuencia crecieron significativamente en el último cuatrimestre de 2018.
Pese a esto, las personas llegan y esperan el transporte que las llevará hasta su hogar.
De día, José Rodríguez, de 49 años, puede darse el lujo de esperar para viajar sentado, pero a las 6:45 p.m. y en fecha de pago no puede hacerlo. 
Por esa razón gira nervioso su cabeza a todos lados.


Dos luces blancas que parpadean a la distancia y que aumentan de tamaño conforme se acercan a la parada captan su atención. Rodríguez, con un billete en la mano y la otra alzada, camina hasta la bahía para hacerle señas al conductor. 

 Foto: Orlando Valenzuela 
La falta de alumbrado público se ha vuelto cada vez más común en muchas zonas donde hay paradas y el incremento del índice de inseguridad en los últimos meses preocupa a los usuarios.

Al percatarse que el bus podría no detenerse, decide caminar más hasta invadir el carril por el que circulará, pero esto al final de nada sirve. 
La unidad que esperaba, la ruta 112, pasa veloz.
“Ni siquiera hizo el intento de detenerse. Vas a creer que no me vio a media calle”, dice mientras toma nuevamente el asiento de la banca para esperar la siguiente unidad.


Para matar el tiempo, saca la caja de chicles que guardaba en su bolsillo.
Mastica y habla al mismo tiempo, en voz baja, acentuando las facciones por el enojo, con frases inaudibles, pero también con temor.
Mientras, al otro lado de la carretera de seis carriles, se aprecia un desfile casi interminable de  autobuses sin pasajeros.
“Qué montón de buses y todos van para la terminal”, refiriere el ciudadano, mientras continúa esperando la llegada de la ruta 112.


A las 07:05 p.m., dos sujetos que caminan encorvados, con mochilas y gorras, llegan a la parada. 
Como acto reflejo, tanto Rodríguez como los recién llegados se miran a los ojos y en gesto de saludo asienten con la cabeza.
Dos mujeres acompañadas con niños se suman a la espera. 
Minutos después, aparece finalmente la ruta 112 casi vacía. 
Rodríguez corre a su encuentro. 
Los dos hombres que le observaban desde antes del forzoso saludo se miran mutuamente, como en señal de ¡vamos por él ! y  también abordan la unidad.

 Foto: Orlando Valenzuela 
La falta de alumbrado público se ha vuelto cada vez más común en muchas zonas donde hay paradas y el incremento del índice de inseguridad en los últimos meses preocupa a los usuarios.


Taxi a medias 

Frente al centro comercial de Plaza Inter, en otro punto de la capital, donde la seguridad es aparentemente mayor por la mayor afluencia de personas y permanente presencia de policías, Marcos, quien no precisó su apellido, cruza los dedos y reza porque aparezca la ruta 101.


Marcos es alto y de complexión robusta y cabello cenizo por la edad. 
Habita en la colonia Pedro Joaquín Chamorro y trabaja en una empresa que alquila equipos a empresas de construcción.
Como asalariado también carga dinero y se muestra nervioso. 
A cada momento, simulando desinterés, roza con una de sus manos sus bolsillos para cerciorarse que aún tiene la cartera.
“No creo que me roben con tantos policías cerca, mientras siga aquí (frente a Plaza Inter) estaré bien”, asegura esperanzado que en cualquier momento aparecerá el autobús que lo llevará a casa, donde lo esperan  su esposa y una hija mayor que está desempleada.  


Mientras aguarda, le comenta a otro usuario que antes de abril del año pasado tenía a cargo a varios empleados, porque era el encargado de dirigir un área en la empresa en la que labora, pero ahora su prosperidad se ha reducido.
“Ahora no solo dirijo, también barro, limpio y hago los mandados; no debería ser así, pero no tengo otra opción”, dice. 

 Foto: Orlando Valenzuela 
La falta de alumbrado público se ha vuelto cada vez más común en muchas zonas donde hay paradas y el incremento del índice de inseguridad en los últimos meses preocupa a los usuarios.

“Ni modo, la situación está difícil y hay que darle gracias a Dios”,  responde la persona con la que habla.
Mientras la conversación se torna amena, Marcos y el otro ciudadano acuerdan que si a las 8:10 p.m. no han logrado abordar un bus, tomarán un taxi a medias y por su seguridad, caminarán de la rotonda Hugo Chávez hacia el norte por su seguridad.


“Deberías tener listo lo del taxi ya; si tenés sencillo es mejor”, aconseja Marcos al conocido.
A las 8:00 p.m. los dos usuarios del transporte permanecen frente a Plaza Inter. 
A esa hora, la afluencia de buses es mínima y todas las unidades pasan en dirección contraria a donde se dirigen.
Conscientes que no podían seguir perdiendo el tiempo, incumplieron el acuerdo de abordar un taxi y deciden caminar con destino al antiguo cine González. 
A esa hora hay presencia de efectivos de la Dirección de Operaciones Especiales en la rotonda Hugo Chávez y afuera del parque Luis Alfonso Velásquez Flores. Aun así, los hombres caminan con rapidez. 

El momento de la fila 

En las paradas de buses que están frente a la Universidad Centroamericana (UCA) también se aprecia la ansiedad de los usuarios por llegar a casa. 
Pedro Sánchez trabaja en Bello Horizonte, y en esa zona después de las 8:00 p.m. ya no pasan buses, por eso tomó un taxi y se bajó frente a la universidad a esperar la ruta 210. 


“Ya es tarde, pero todavía falta un bus. Si no pasa me tocará preguntar quién va a Ciudad Sandino para irnos en grupo”, comenta Sánchez, mientras observa su celular para verificar la hora.
Al extremo oeste de la parada, inspectores del Instituto Regulador del Transporte del Municipio de Managua (Irtramma) evitan que taxistas se estacionen en la bahía. 
“Milagro que andan esos por aquí, como es fecha de pago se aparecen”, comenta el usuario.
A esta hora prácticamente ya no circulan buses urbanos en la capital, y lo mejor que le queda a los que tienen que transportarse es utilizar el taxi o, de ser posible, evitar andar por las calles de la capital por la noche.

Fuente
“EL NUEVO DIARIO.NI.COM”, Nicaragua, 18.01.2019

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