LUNA, LUNITA…
¿AHORA TIENES DUEÑO?
DE UN PEQUEÑO PASO AL TÍTULO DE PROPIEDAD
¿De quién es la Luna? La carrera de países y empresas por sus recursos
Mientras
la Agencia Aeronáutica y Espacial de Estados Unidos (NASA) planeaba sus
primeras misiones lunares tripuladas, la Organización de Naciones Unidas (ONU)
elaboró un Tratado sobre el Espacio Exterior, firmado en 1967 por
países como EE.UU., la Unión Soviética y Reino Unido.
El documento
afirmaba: "El espacio exterior, incluidos la Luna y otros cuerpos
celestes, no está sujeto a la apropiación nacional por reclamo de soberanía,
por uso u ocupación, o por cualquier otro medio".
JUSTIN PARKINSON
22 DE ENERO 2019
Varias compañías están
mirando hacia la Luna en busca de materiales preciosos.
Pero ¿qué reglas
existen para explotar y reclamar como propias partes de la superficie lunar?
Hace casi 50
años, Neil Armstrong se convirtió en el primer hombre que puso un pie
sobre la Luna.
"Este es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto
para la humanidad", dijo entonces el astronauta estadounidense.
Poco después, su
colega Buzz Aldrin se unió a él para recorrer el Mar de la
Tranquilidad.
Al descender de los escalones del módulo lunar Eagle, Aldrin miró
el paisaje vacío y dijo: "Magnífica desolación".
Desde
la misión del Apolo 11, en julio de 1969, la Luna ha permanecido prácticamente
imperturbable: ningún ser humano ha estado allí desde 1972.
Pero esto podría cambiar
pronto, ya que muchas compañías han expresado un interés en explorar y,
posiblemente, extraer recursos de su superficie.
Entre
los recursos de los que se habla se incluyen el oro, el platino y algunos
minerales terrestres escasos que se usan en aparatos electrónicos.

A principios de
enero, China aterrizó una sonda, el Chang'e-4, en el lado oculto de la
Luna y logró germinar una semilla de algodón en una biosfera en su
superficie (con tierra traída desde nuestro planeta).
Está buscando establecer
una base de investigación.
Por
su parte, la firma japonesa iSpace planea construir una "plataforma de
transporte Tierra-Luna" y llevar a cabo una "exploración polar de
agua" en la Luna.
Con
todos estos proyectos en marcha, ¿hay reglas para asegurar que la
desolación que admiró Aldrin permanezca inalterada?
¿O
acaso el único gran satélite natural que tiene la Tierra podría sufrir un
acaparamiento de recursos y tierras impulsado por el comercio y la política?
Los
derechos de propiedad de cuerpos celestes han sido un dilema desde que
comenzó la exploración espacial durante la Guerra Fría.
Mientras
la Agencia Aeronáutica y Espacial de Estados Unidos (NASA) planeaba sus
primeras misiones lunares tripuladas, la Organización de Naciones Unidas (ONU)
elaboró un Tratado sobre el Espacio Exterior, firmado en 1967 por
países como EE.UU., la Unión Soviética y Reino Unido.
El
documento afirmaba: "El espacio exterior, incluidos la Luna y otros
cuerpos celestes, no está sujeto a la apropiación nacional por reclamo de soberanía,
por uso u ocupación, o por cualquier otro medio".
Joanne
Wheeler, directora de la empresa especializada en exploración espacial Alden
Advisers, describe el tratado como "la Carta Magna del espacio".
Señala
que haber plantado una bandera en la Luna, como hicieron Armstrong y sus
sucesores, "no tiene sentido", ya que no confiere ningún
"derecho vinculante" a individuos, empresas o países.
En
términos prácticos, los derechos de propiedad y mineros para la Luna no
importaban demasiado en 1969.
Pero a medida que la tecnología se ha
desarrollado, explotar esos recursos con fines de lucro se ha convertido en una
posibilidad más probable, aunque todavía distante.
El Acuerdo de la Luna
En
1979, la ONU confeccionó el llamado "Acuerdo que rige las actividades de
los Estados en la Luna y otros cuerpos celestes", mejor conocido como el
Acuerdo de la Luna.
Estipulaba
que toda actividad debía tener fines pacíficos y que a la ONU se le
debía decir dónde y por qué alguien planeaba construir una estación.

El documento también señalaba
que "la Luna y sus recursos naturales son patrimonio común de la
humanidad" y que se debe establecer un régimen internacional "para
gobernar la explotación de tales recursos cuando dicha explotación esté a punto
de ser factible".
Sin
embargo, el problema con el Acuerdo de la Luna es que solo 11 países lo
han ratificado. Francia y la India son dos de ellos.
Pero los jugadores más
importantes en la exploración espacial, incluidos China, EE.UU. y Rusia, no lo
han hecho. Tampoco Reino Unido.
De
todos modos, afirma Wheeler, "no es tan fácil" hacer cumplir las
reglas descritas en los tratados.
Los diferentes países incorporan los
documentos que firman en la ley y tienen el trabajo de garantizar que las
empresas y las personas los cumplan.
La
profesora Joanne Irene Gabrynowicz, ex editora jefa del Journal of Space
Law(Revista de Ley Espacial), coincide en que los acuerdos
internacionales no ofrecen garantías.
La aplicación "es una mezcla
compleja de política, economía y opinión pública", agrega.
Y
los tratados existentes, que niegan la propiedad nacional de los cuerpos
celestes, han enfrentado un desafío adicional en los últimos años.
EE.UU.
y Luxemburgo
En
2015, EE.UU. aprobó la Ley de Competitividad de Lanzamientos Espaciales
Comerciales, reconociendo el derecho de sus ciudadanos a poseer cualquier
recurso que logren extraer de asteroides. No se aplica a la Luna, pero el
principio podría extenderse.
Eric
Anderson, cofundador de la compañía de exploración Planetary
Resources(Recursos planetarios), describió la legislación como el "mayor
reconocimiento de los derechos de propiedad en la historia".
En
2017, Luxemburgo aprobó su propia legislación, otorgando el mismo derecho de
propiedad a los recursos que se encuentran en el espacio.
El vice primer
ministro, Etienne Schneider, dijo que esto haría de su país "un pionero
europeo y líder en este sector".

La voluntad de explorar y ganar
dinero está ahí, y los países parecen estar cada vez más dispuestos a ayudar
a sus empresas.
"Claramente,
la minería, ya sea con la intención de traer los materiales a la Tierra o de
almacenarlos o fabricar con ellos en la Luna, es lo opuesto a no hacer ningún
daño", dice Helen Ntabeni, abogada del bufete británico Ley y Política
Espacial Naledi.
Ntabeni
señala que podría argumentarse que EE.UU. y Luxemburgo han violado las
estipulaciones del Tratado sobre el Espacio Exterior de la ONU.
"Soy bastante
escéptica de que las altas nociones morales en torno al mundo explorando
el espacio juntos, como naciones iguales, se mantengan", concluye.
Fuente
“MDZ”, 22.01.2019
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