ODEBRECHT / COLOMBIA
14 DE
NOVIEMBRE DE 2018
Colombia
investigará muertes de testigo en caso Odebrecht y de su hijo
BOGOTÁ (Reuters) - La Fiscalía General de
Colombia inició una investigación criminal por la muerte de un testigo y su
hijo en medio de un escándalo de corrupción que involucra a la constructora
brasileña Odebrecht.
Jorge Enrique Pizano, testigo de uno de los mayores casos de
corrupción en América Latina, murió la semana pasada en su casa cerca de la
capital Bogotá.
Según el dictamen médico inicial, falleció de un ataque al
corazón fulminante.
Pizano, auditor de la
Concesionaria Ruta del Sol en la que la gigante Odebrecht era socia, había
ayudado a los fiscales a investigar acusaciones de que la empresa brasileña
pagó unos 30 millones de dólares en sobornos a cambio de contratos de infraestructura
en Colombia.
Odebrecht ha estado en el
centro del mayor escándalo de sobornos en América Latina desde que reconoció en
2016 que sobornó a funcionarios en una docena de países.
Odebrecht no respondió
de inmediato el miércoles a un pedido de comentarios.
La Fiscalía General, a cargo
de Néstor Humberto Martínez, dijo en un comunicado el martes que inició una
investigación sobre la muerte tanto de Pizano como de su hijo, Alejandro Pizano
Ponce de León, quien murió el domingo después de regresar de Barcelona para
asistir al funeral de su padre.
La dependencia dijo que
Pizano hijo bebió de una botella de agua que estaba en el escritorio de su
padre y murió de envenenamiento por cianuro en cuestión de minutos, según el
reporte forense.
Aunque los restos del auditor
Pizano fueron incinerados, el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses
aseguró que se tomaron muestras con las que se buscará establecer o desvirtuar
si murió envenenado con cianuro, como su hijo.
TESTIGO CLAVE
El proyecto Ruta del Sol II
que auditó Pizano fue una asociación en 2010 entre Odebrecht y Episol, una
unidad del Grupo Aval de Colombia, para construir un tramo de 528 kilómetros de
una carretera hacia la costa Caribe, un contrato de más de 1.000 millones de
dólares.
Pizano dijo que tenía
sospechas sobre pagos realizados por la constructora brasileña y en agosto de
2015 se las comunicó a Martínez personalmente, quien para ese entonces no había
sido aún designado fiscal y era asesor jurídico del Grupo Aval.
En una entrevista divulgada
el lunes por el noticiero de televisión Noticias Uno -que Pizano había exigido
que fuera publicada sólo si salía del país o moría- el auditor reveló que había
contado a Martínez sobre las irregularidades.
En grabaciones secretas de su
encuentro con Martínez hechas por Pizano y compartidas a Noticias Uno, el ahora
fiscal pregunta si los pagos descubiertos dos años antes estaban relacionados
con grupos paramilitares o funcionarios.
Martínez afirmó el martes en
un comunicado que ayudó a Pizano a pasar información sobre las irregularidades
vinculadas con el Grupo Aval, pero que en ese momento el auditor, como lo
evidencian los audios, no tenía certeza de que fueran sobornos.
“Con la investigación de la
Fiscalía en el año 2017 se pudo establecer con certeza que los hallazgos de
Pizano estaban relacionados con coimas”, dijo Martínez en el comunicado en el
que aseguró que no ha sido fiscal en las pesquisas de Odebrecht porque se
declaró impedido por sus nexos previos con Grupo Aval.
Grupo Aval, el mayor holding
financiero del país, dijo el martes en un comunicado que no tenía conocimiento
previo de los pagos de sobornos y que apoya todas las investigaciones.
Actualmente permanecen en
cárceles de Colombia al menos ocho personas implicadas en el escándalo de
corrupción, incluidos un exsenador y un exviceministro de Transporte.
Mientras tanto, líderes de la
oposición pidieron la renuncia del fiscal y otros partidos políticos
propusieron citarlo a un debate en el Congreso.
“En otro país el fiscal
hubiera renunciado por decencia. En Colombia lo que tenemos es un régimen de la
corrupción y un sistema de impunidad”, dijo el senador izquierdista y
excandidato presidencial Gustavo Petro.
Reporte de Luis Jaime
Acosta; Editado por Silene Ramírez y Pablo Garibian
Fuente
“The New York Times”, 14.11.2018
“The New York Times”, 14.11.2018
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