DESDE LA GATERA…
Orgullo de
yegua
Cristina Fernández
de Kirchner descubrió que ya no le sirve victimizarse y transforma insulto en
capital simbólico.
Tuneo electoral y autocrítica desganada.

Foto: Cedoc
Por Alejandra Daiha*
*Editora
Ejeuctiva de NOTICIAS
Sin
cadenas nacionales ni auditorios del establishment para reprender, Cristina descubrió que el único camino
es transformar disvalor en capital simbólico.
A tono con
estos tiempos en los que el empoderamiento femenino supone escaparle al rol
impotente de la víctima, entendió que si pretende encabezar la cruzada
anti-neoliberalismo, elevarse
por sobre los compañeros de la Alternativa Federal y ser el factótum de la
unidad peronista, tiene que exhibir su orgullo de yegua.
Una
operación de marketing muy propia de la modernidad líquida.
La
violencia misógina existe.
Desde la pintada del “Viva el Cáncer” contra Evita,
al “Maten a la yegua” que se filtró en la frecuencia operativa
de Aeroparque antes de que Cristina abordara un helicóptero en el 2009.
Un
encarnizamiento que nunca alcanzó a los peores estadistas.
Pero
ahora ella no acusa recibo del agravio que supone la acepción injuriosa de
yegua (como sinónimo de maliciosa, despreciable).
Con sobreadaptación histriónica elige
el significado que la promueve como potente e indomable.
Y
se las arregla para colar la reivindicación: entrevistada por Luis Novaresio,
en la contracumbre de Ferro, la sesión del Senado para tratar el presupuesto y
su cuenta de Twitter, en la que publicó foto sonriente junto a una yegua
rescatada en Berazategui.
En
campaña no hay casualidades.
El
tuneo electoral de Cristina también incluye una adaptación de modales, tono de
voz y hasta impensable autocrítica:
“Voy a conceder (léase bien:
dar algo que otro pide o desea) que el tono de las cadenas nacionales y las
cosas que decía no eran apropiadas”, le respondió al colega Novaresio.
Se
excusó en que estaba enojada, crispada.
La indulgencia, en verdad,
nunca la animó mientras tuvo poder, aunque ahora esgrima la libertad que
prodigó su mandato –una rara costumbre de presidentes democráticos que la
suponen una dispensa para agradecer–.
Sin advertir que la intimidación pública
y el ahogo económico a los medios críticos son formas más sutiles de
persecución.
Cuando
en el 2012 NOTICIAS publicó la tapa “El goce de Cristina”, analizando un estilo
de liderazgo caracterizado por la prepotencia y el sometimiento, su gobierno
impulsó un disparatado “juicio” a la revista en el mismísimo Congreso Nacional,
bajo el cargo de violencia de género.
Paradójicamente, la
voz cantante para que se votara un enérgico repudio a esta revista fue Miguel Ángel Pichetto,
hoy en las antípodas de la ex jefa pero que por entonces militaba en el chupamedismo
explícito.
En su
nueva versión, Cristina no opinaría que el orgasmo femenino deba decodificarse
como una afrenta.
Algo aprendió en estos años de su personaje favorito de “Games
of Thrones”, Daenerys Targaryen.
En
la lucha por el poder hay que saber transformarse.
Fuente
“NOTICIAS”,
29.11.2018
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