VENEZUELA Y…
SUS CIENTÍFICOS
IVIC en ruinas
por diáspora y escasez de insumos
80%
de sus investigaciones están paralizadas por carecer de insumos desde hace tres
años
Por BÁRBARA REDONDO
16 DE MARZO DE 2018
El Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas
(IVIC), a 59 años de su fundación, muestra un panorama desolador jamás visto.
Los científicos que dedicaron tantas horas de vida a cada uno de sus
experimentos hoy realizan grandes esfuerzos para graduar a jóvenes en ciencias.
El financiamiento que entrega el gobierno al IVIC alcanza solo
para pagar la nómina, aseveraron profesores titulares en exclusiva a El Nacional Web.
Los laboratorios
tienen tres años que no reciben insumos y los gastos diarios ascienden a
millones de bolívares.
“Hemos ayudado a nuestros estudiantes para que terminen sus tesis
con lo que nos queda de reserva en los laboratorios. Se trata de no disminuir
la calidad de los estudios que se hacen y que el alumno pueda obtener su título”,
dijo Reinaldo Marín, investigador titular del IVIC del Centro de Biofísica,
Física y Bioquímica.
En la última graduación del instituto egresaron 25 profesionales.
Advierten que cada vez serán menos, pues muchas veces hay que esperar un año y
seis meses por un reactivo o una pieza para reparar un equipo y realizar el
experimento con el que aprueben sus proyectos.
El doctor Marín explicó que su laboratorio estaba conformado por
ocho estudiantes y actualmente solo quedan dos, pertenecientes al área de Biología
de la reproducción humana.
El resto de los jóvenes están en Chile, Alemania,
España, Inglaterra y Argentina.
Se niegan a
abandonar espacios
“El IVIC siempre fue un sitio privilegiado para hacer
investigación. Teníamos una buena biblioteca y laboratorios bien equipados”,
aseveró Flor Pujol, investigadora titular del Centro de Microbiología y
Biología Celular.
80% de las investigaciones están paralizadas.
Algunos grupos de
trabajos se mantienen porque reciben financiamiento internacional.
“Todos los
laboratorios dan dolor”, expresó Pujol.
Foto archivo histórico / Alexandra Blanco
Hacer ciencia en el IVIC “es un acto heroico”.
Basta con recorrer
las instalaciones para apreciar la soledad que retumba en los pasillos y
laboratorios.
En el comedor ocurre todo lo contrario: los trabajadores hacen
largas colas para recibir un plato de comida en vista de la escasez y altos
precios de los alimentos.
Los investigadores coinciden al decir que antes existía una
competencia sana por alcanzar la excelencia y publicar en las mejores revistas
especializadas de ciencia.
El IVIC gozaba de gran prestigio en el exterior.
Ahora recopilan los resultados de las investigaciones acumuladas para
publicarlas en el futuro.
“Existe un compromiso con la generación de relevo, por lo que no
se pueden dejar los espacios vacíos. Nosotros seguimos una lucha por preservar
lo poco que queda de los valores académicos de la institución”, afirmó la
titular del Centro de Microbiología y Biología Celular.
Llamados de
alerta
María Luisa Izaguirre, co-canciller de la Academia de Ciencias de América
Latina, recordó que cuando expropiaron a la empresa Agroisleña -actualmente
llamada Agropatria- el gremio se pronunció acerca de la importancia de contar
con semillas certificadas que garantizaran al agricultor la productividad de la
cosecha.
“Las papas que vemos en mal estado se debe a que ya no hay
laboratorios que certifiquen que la semilla es perfecta”, señaló.
Foto archivo histórico / Antonio Rodríguez
Izaguirre reflexiona sobre la situación al decir que “los países
son ricos porque hacen ciencia, no hacen ciencia porque son ricos”.
Confían en que la ciencia tiene la capacidad de cambiar la
realidad del país, por esta razón continúan en los laboratorios realizando
experimentos que les permitan encontrar la cura a una enfermedad, descubrir el
origen de una patología o elaborar un producto que pueda servir a la comunidad.
Equipos e
insumos
Los científicos han tenido que rechazar donaciones desde el
extranjero porque, de acuerdo con lo establecido en la ley, para ingresar un
equipo al país tienen que pagar aranceles de hasta 20% del valor total, dinero
del cual no disponen.
El Estado les ha dicho que importará reactivos de china, pero no
están de acuerdo.
“Los reactivos de Bioquímica y Biofísica no tienen nada que
ver con los de Microbiología.
Aproximadamente en 2011, mediante la Ley Orgánica de Ciencia,
Tecnología e Innovación (Locti), el gobierno otorgó grandes cantidades de
dinero, pero la selección de los proyectos en los que se gastó no fue con base
en las exigencias académicas.
Es poco el dinero que se invirtió en investigación científica, se
le entregó a cultores de ciencia o facilitadores. Aunque se crearon infocentros
esa “no es una actividad científica”, recalcó Pujol.
El investigador Reinaldo Marín explica que en la investigación
científica tiene la finalidad de descubrir una patología o el efecto de un
producto, mientras que un infocentro es un espacio al que asisten los
ciudadanos en busca de información. #Eso es bueno para la educación pero no es
inversión en ciencia”, sentenció.
Retroceso
histórico
En el área de la salud, los profesores aseguran que la minería
ilegal contribuyó a que reapareciera la malaria, porque los mineros pernotan en
hamacas: exponiéndose a un contacto directo con los mosquitos y propagando la
enfermedad a los estados con mayor concentración de población.
Venezuela aporta la mitad de los casos de malaria de
Latinoamérica, lo que significa un retroceso histórico.
A mediados del siglo
pasado fue erradicada gracias al trabajo realizado por el médico Arnoldo
Gabaldón, quien se encargó de crear el servicio de malariología, actualmente
desmantelado.
Aunque Venezuela fue un país pionero en la prevención de la
malaria, está sumida a la enfermedad por los parásitos que la transmiten.
En
los últimos años aumentó la cantidad de personas diagnosticadas, principalmente
en los estados Bolívar y Amazonas.
Las políticas del gobierno nacional también afectaron a la
Compañía Anónima Química, Biotecnología al Servicio Social (Quimbiotec), que se
encargaba de producir y comercializar albúmina humana e inmunoglobulina y
factores de coagulación, imprescindibles para ciertos tratamientos.
La estatal Quimbiotec era la única empresa que se dedicaba a este
rubro en el país y paralizó su producción debido a la falta de insumos y la
demora por parte del gobierno para liquidar las divisas.
Del IVIC de antes solo quedan los recuerdos de quienes hicieron
historia con el pasar de los años.
La esperanza de volver a hacer ciencia
aguarda en los pasillos del instituto mientras este es desmantelado.
Fuente
“EL NACIONAL”, Venezuela, 16.03.2018
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