6 feb 2018

PERONISMO INICIAL Y LA PRENSA










PERONISMO INICIAL Y LA PRENSA

COMISIÓN VISCA – 1949 / 1950


UNA CAMPAÑA CONTRA LA LIBERTAD DE PRENSA


LA RAZZIA DE VISCA


Por FELIX LUNA


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Con el ex ministro del Interior, Angel Borlenghi, aparece de frente el ex diputado José Emilio Visca, jefe de una Comisión Bicameral constituida para ...

La Comisión Visca fue el instrumento con que contó el peronismo en 1950 para limitar la libertad de prensa.

El trabajo sostenido de este grupo apeló a diversos recursos para silenciar la oposición y al periodismo independiente.

Fundamentalmente los medios gráficos e todo el país soportaron los artilugios que se pergeñaron desde el gobierno como los cierres de las empresas periodísticas y la limitación de la materia prima básica para el prensa: el papel.

El año 1950, “Año del Libertador General San Martín” era el centenario del fallecimiento del prócer.

Una ley sancionada por el Congreso Nacional en 1949, había dispuesto diversos homenajes, entre ellos la obligación de todos los documentos públicos e impresos del país incluyeran la mención del Año del Libertador.

Esta obligación legal, tal vez exagerada pero aceptable como un homenaje a San Martín, fue el pretexto para que el régimen peronista llevara a cabo la “razzia” más brutal de que haya memoria en nuestra historia para reducir la libertad de prensa a límites homeopáticos.

El instrumento para esta campaña fue el diputado José Emilio Visca.

Había sido un dirigente conservador de la provincia de Buenos Aires, que en 1946 saltó el cerco de su partido y se incorporó al peronismo.

Grandote, corpulento, ducho en maniobras, Visca se prestó a ser en el Congreso uno de los látigos que hostilizó con más rigor a la posición.

Era capaz de hacer cualquier cosa, siempre que recibiera la directiva adecuada.

En 1949, respondiendo aparentemente a los reiterados reclamos del bloque radical, la Cámara de Diputados aprobó que se constituyera una comisión destinada a investigar las torturas que, según las denuncias delos diputados radicales, se aplicaban contra los opositores.

Presidiría la comisión Visca, pero de entrada se advirtió que ese grupo de trabaja jamás investigaría las torturas.

Su misión era otra: limitar al mínimo la libertad de prensa, en busca de perfeccionamiento de la “comunidad organizada” que era uno de los objetivos proclamados por el presidente Perón.

Así, desde noviembre de 1949 la Comisión Visca como se la conoció, había encontrado motivos para intervenir en la administración de “La Prensa”, “La Nación” y “Clarín”, así como en las oficinas de “United Press” y Associated Press”; semanas más tarde intervino la contabilidad de Banco de Londres y América del Sud y de entidades tan distintas como el Jockey Club, el Automóvil Club Argentino y el Banco Francés del Río de la Plata.

A fin de año, la Comisión Visca ordenó la clausura de “El Intransigente” de Salta, cuyo director David Michel Torino, estaba preso desde 1948.

Pero estos eran escarceos.

El verdadero objetivo de la Comisión Visca quedó patentizado al entrar 1950, cuando clausuró el semanario comunista “La Hora” que, según la comisión, había omitido incluir en su edición la obligatoria mención del “Año del Libertador General San Martín”.

Poco después clausuró “Orientación” también comunista.

En años anteriores, con diversos pretextos se habían cerrado “La Vanguardia”, tradicional órgano socialista, y “Provincias Unidas”, que editaba el sector intransigente del radicalismo.

Ahora, en enero de 1950 y utilizando supuestos desaires a la memoria del Libertador, se cerraron “La Nueva Provincia”, de Bahía Blanca, “La verdad” de Quilmes y “La Unión” de Lomas de Zamora.

Luego vendrían medidas similares contra “Castellanos” de Rafaela, “El Tiempo” de Concordia, “El Diario” de Paraná, “La Capital” y “La Tribuna” de Rosario, “Los Principios” y “Córdoba” de Córdoba, “Los Andes” de Mendoza, “El Liberal” de Santiago del Estero, “Democracia” de Junín – que dirigía Moisés Lebenhson – y “La Opinión” de Pergamino.

Visca arrasó con unos setenta diarios, algunos de ellos antiguos y tradicionales, no todos antiperonistas pero sí independientes.

También fue cerrada la vieja publicación de la federación Agraria Argentina, “La Tierra”.

Pero la mano de la Comisión Visca no sólo cayó sobre periódicos.

También ordenó el cierre de la Asociación de Abogados de Buenos Aires, las Bodegas Arizu de Mendoza, LR3 Radio Belgrano de Buenos Aires e hizo allanar en Santa Fe el domicilio particular del dirigente demócrata progresista Luciano Molinas.

Después de esta “razzia”, la comisión Visca intervino la existencia de papel para diarios.

Con esta medida, convertía al oficialismo en dispensador de la materia prima sin la cual no puede hacerse ninguna publicación.

De ahí en adelante, los diarios y sus directores, debieron suplicar a la comisión la adjudicación de una cuota de papel que les permitiera continuar con sus ediciones: en algunos casos, estas autorizaciones se emitían día por día, sometiendo a los responsables periodísticos aun humillante calvario.

Fue entonces cuando los diarios debieron achicar su formato, rediseñar su presentación, reducir su tipografía, eliminar fotos, achicarse, en fin, drásticamente: “La Nación” debió bajar un 40% su tiraje y “Clarín” redujo sus páginas de 23 a 18.

Hacia abril de 1950, el periodismo libre del país había quedado totalmente sometido al régimen de Perón.


En junio de mismo año, Visca concluyó su mandato de diputado.

Ahora se adivinaba el nuevo objetivo del oficialismo: cerrar “La Prensa”.

Este sería el nuevo atentado que se cumpliría acabadamente a lo largo de 1951.

En la reseña de todo de “Todo es Historia” sobre publicaciones culturales del país, no podía faltar el recuerdo de esta ofensiva contra la libertad de prensa, que en gran parte tomo como pretexto el recuerdo hacia José de San Martín.

En cuanto a Visca, murió olvidado después de la caída de Perón…


Fuente
“Todo es Historia”, Nº 406, Mayo 2001

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