25 enero, 2015
Cosa juzgada
El periodista Pepe Eliaschev,
exactamente un año antes de su muerte, compartía este editorial sobre
el caso AMIA, el pacto con Irán y Luis D’Elía.
Fue el 18 de
noviembre de 2013 en Esto Que Pasa, el
programa que conducía en Radio Mitre.
Eliaschev fue el primero en informar de
un “pacto secreto” del Gobierno argentino con
la administración de Ahmadineyad, en un artículo publicado el sábado
26 de marzo de 2011 en Perfil.
Aunque la niegue o la maquille, la frustración del
Gobierno es evidente en torno del malogrado pacto con Irán.
La prueba de la
impotencia creciente que se advierte en quienes tienen este asunto entre sus
manos, principalmente Héctor Timerman, es la campaña que hace ya varios días,
empezó para remover al fiscal de la causa AMIA, Alberto Nisman.
El portaestandarte, como siempre, es el
elegido por el Gobierno en la materia, Luis D´Elía, quien acaba de darle el
responso fúnebre a Nisman hace pocas horas con un tuit, en donde escribió,
literalmente, “chau Nisman”.
La pregunta es, ¿cuánto representa D´Elía de
este gobierno, cuánto sabe él de las intenciones de este gobierno, y hasta qué
punto los intereses de la República Islámica de Irán en la Argentina?
Responder
a estas preguntas, permitiría iluminar parte de lo escabroso, opaco,
oscuro y sucio que tiene esta larga historia, que tuve la oportunidad de
revelar en marzo de 2011, cuando di a conocer en el diario Perfil aquel pacto
secreto que suscribió Timerman en Siria con el gobierno iraní.
¿Por qué Alberto Nisman es, en este punto, el
elemento central de la crisis?
Porque en su texto más reciente este fiscal,
designado por Néstor Kirchner para dedicarse exclusivamente a investigar el
atentado contra la AMIA de 1994, ha venido insistiendo y en su último texto lo
ha hecho con particular énfasis, que el pacto que la Argentina celebró con
Irán, es anticonstitucional porque implica un abandono de la legislación y de
la jurisdicción legal argentina.
A partir de esta condena taxativa de Nisman, todos los
cañones de la artillería iraní, cuyo representante en la Argentina es, por
cierto, D´Elía, se han dedicado a atacarlo.
Si liquidan a Nisman, se
mantendrá el mito de que la Argentina está “avanzando” con Irán en la
investigación de aquel episodio.
El 17 de marzo de 1992 un ataque terrorista
destruyó la embajada de Israel en la Argentina, con un saldo de 29 muertos y el
18 de julio de 1994 un segundo atentado terrorista, de la misma matriz y
metodología, destruyó la AMIA con un saldo de 85 muertos.
¿Qué significa el “chau Nisman” de D´Elía?
¿Es, en todo caso, un enunciado personal que no compromete al Gobierno?
El kirchnerismo ha tenido, con Néstor y con
Cristina Kirchner, una relación ambivalente y particularmente turbia con
D´Elía; nunca lo avaló plenamente, pero tampoco lo condenó plenamente.
En la noche del pasado 27 de octubre, cuando se
reunieron en un local musical del centro de Buenos Aires para dar a conocer su
posición sobre la derrota electoral, entre los principales dirigentes que
dieron la cara, incluyendo a los derrotados Daniel Filmus, Martín Insaurralde,
Daniel Scioli y varios ministros, se lo veía claramente a D´Elía, un hombre
que, en teoría, no tiene ningún puesto oficial en este Gobierno.
D´Elía es
funcional a este gobierno, que nunca lo va a descalificar ni le va a quitar
cierta vigencia, aún cuando nunca lo va a homologar por completo.
Le
permite al Gobierno hacer hoy, cincuenta años más tarde, el mismo tipo de
pirueta que hizo en otros momentos Perón en vida.
El peronismo siempre tuvo un sector
extremadamente recalcitrante vinculado con la ultraderecha, con grupos
nacional-socialistas o con una derecha antisemita y pro-árabe, que permanecían
cerca de Perón sin ser enteramente condenados ni homologados.
Era el típico
bonapartismo, que en este tema como en tantos otros, caracterizó al gobierno
peronista y que, en este caso, reproduce con su accionar al gobierno
kirchnerista.
Pero lo importante es que, efectivamente,
Nisman implica algo más que una persona.
Se trata de desarticular, finalmente,
liquidando la cabeza de la investigación, lo último que ha quedado en pie de la
Argentina, a casi de veinte años del atentado, y que ha permitido seguir
adelante en la investigación sobre las responsabilidades iraníes.
La Argentina se distrajo durante largos años
sobre la llamada “conexión local”, mientras que lentamente se fueron
abandonando expectativas, esperanzas y certidumbres, sobre la posibilidad de
hallar a los responsables concretos y materiales de un crimen enorme que sigue
completamente impune.
Me temo que, lamentablemente, esta matanza ya tiene muy
pocas posibilidades de ser aclarada dos décadas después.
En la iniciativa contra Nisman, un
procedimiento del que no participa solo D´Elía, hay una convalidación oficial,
la de Timerman, que compartía la tribuna con D´Elía la noche del 27 de octubre
en el NH Tango.
Para Timerman es vital mantener en pie la patraña el
pacto con Irán, un acuerdo que, al cabo de un año, no ha generado
reconocimiento, certificación o validación, de parte iraní, un auténtico
bochorno diplomático y político para la Argentina.
En consecuencia, ya que el Gobierno, no puede
obtener nada que se parezca a un acuerdo para avanzar y enviar a la Justicia
argentina a Teherán a interrogar a los acusados, al menos quiere tomarse la revancha
y liquidarlo a Nisman, una manera de decirle al mundo que la Argentina
sigue interesada en la investigación, pero que Nisman ha dejado de ser
útil a la causa.
Pretende olvidar el Gobierno que Nisman fue nombrado
por Kirchner al frente de la fiscalía, pero a medida que cambiando de rumbo al
gobierno nacional y optó por un acuerdo y una convalidación de su acercamiento
a Irán, la causa perdió su valor estratégico para la Casa Rosada.
Hoy la fiscalía especial en la causa AMIA no
le sirve al Gobierno.
D´Elía, para su alborozo, regocijo y enorme
autoestima personal, expresa profundamente la posición del gobierno argentino:
liquidar, de una buena vez por todas, el tema Irán, con algún tipo de acuerdo
que le permita asociarse con ese régimen y dar vuelta la hoja, como si el caso
estuviera separado.
Esta es la
verdad de la causa Nisman.
Los próximos días van a demostrar que la ofensiva
contra Nisman implica un paso más, un nivel superior de una campaña que comenzó
cuando, en territorio sirio y con la mediación del régimen de Bashar Assad,
Timerman formalizó el cambio de la Argentina, para procurar un acuerdo con el
país al que había acusado formalmente de ser responsable militar, intelectual y
logístico del principal atentado terrorista de la historia argentina.
Fuente
“RADIO MITRE”, 25.01.2015
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