¿Réquiem kirchnerista?
Cartas, amenazas y un
suicidio: la implosión del kirchnerismo ya es un espectáculo macabro
La derrota electoral de Cristina y
el calvario judicial de múltiples ex funcionarios y empresarios cercanos
aceleraron la decadencia de quienes ostentaron el poder total durante 12 años
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Curioso revival del género
epistolar corre en estos días por el ciberespacio.
Son cartas de desamor,
emocionales, crudas, descarnadas, algunas incluso compasivas.
Misivas que van y
vienen metiendo fuego de las redes sociales.
Suman un impulso literario crudo y
directo.
Poca poesía, mucha intensidad.
Pensadas
desde la intimidad del que ha perdido el poder y escritas con el corazón en la
mano, son de una densidad irrefrenable.
Hablan de un emisor con el alma
escaldada y el inconsciente a la intemperie, levantan mensajes brutales y
elípticos.
Claros o cifrados. No siempre tienen un destinatario
preciso pero basta un poca de información para imaginar a quién están
destinadas.
Hay una
carga de reproche, de reclamo, de desamparo que duele, de abandono a su suerte
del que está solo y espera, de un pase de factura, de un algo que no se
soporta.
Se interpretan como un recurso extremo y algo atropellado.
Piezas que
ganan el espacio público como palomas mensajeras perplejas, desnortadas.
A las cartas de Julio se suman las de Aníbal.
El
ministro que se habló todo desde los más alto del poder, el eficaz e incansable
escudero mediático de Cristina, ahora escribe.
Como cuando fatigaba los
micrófonos desde las alturas ministeriales, no anda con vueltas.
Su prosa es directa, filosa,
incisiva, va al hueso directo a cortar, que duela.
Sabe que lo suyo es una
suerte de recurso final.
"Puede que esta sea mi acta de defunción",
acepta a apenas horas de echar su mensaje a la web.
Entrenado en las lides del
poder, conoce como nadie los bueyes con los que ara.
"Hay leales que están
presos por leales y traidores que no solo gozan de las mieles de su entrega
sino que cada tanto son convocados por el "nuevo espacio" para ver si
vuelven al redil…".
Luego se despacha con una retahíla de "no se
puede".
Tan escatológico como literal para expresar el desalojo que lo hiere.
En la
misma línea de reflexión, desde otro lugar e infinitamente más sutil, el ex
canciller Rafael Bielsa expresa su desazón en una nota titulada "La
soledad de los que pierden el poder."
Rafael se
concentra en los sentimientos que le provoca el comportamiento social frente a
la detención de De Vido.
Habla de supuestos denunciantes que "a
dentelladas…. compitieron por un tendón sanguinolento….". Figura horrenda
si las hay.
Con
abundante bagaje intelectual, escribe citando al emperador Marco Aurelio, como
quien habla de los tiempos de la posverdad.
Dice que "nuestra vida es lo
que crean nuestros pensamientos" y que " todo lo que escuchamos es
una opinión, no un hecho; y lo que vemos unas perspectiva de la verdad, no la
verdad".
Lejos de
la enrevesada jerga jurídica que le es naturalmente propia, Bielsa recurre al
cine, a la literatura y a la filosofía para fundamentar se enojo y
desconcierto.
"Y
pobres de nosotros si hemos disfrutado socialmente de las fotos robadas a
mandoble de celular de un hombre enfermo enfrentando a su destino…".
Compasivo, se manifiesta dispuesto a visitar el también a De Vido.
Cierra
la nota con el corazón en la mano: "Piensen en lo que digo. De pensar en
Julio me ocupo yo".
Arrepentidos
y desesperados
Mas cerca
de Francis Ford Coppola que de Pablo Neruda, dos "pentiti"
aparecieron en escena esta semana.
Desde los estrados tribunalicios ellos
también elevan una canción desesperada.
Alejandro
Burzaco, ex CEO de Torneos, bajo proceso ante la Justicia norteamericana por
cargos de corrupción y con perspectiva cierta de ir a parar por lo que le resta
de vida a una prisión, tiene capturada a una audiencia tan global como
alucinada.
Su relato planta imágenes de una tragedia italo- americana.
Negociaciones
en pleno funeral.
Reparto de apuro de una herencia de plata
"groncha".
Un "Papa" argentino que no es Francisco.
Acuerdos por debajo de la mesa y mucha, mucha plata cash de acá para allá.
Da
nombres, apellidos, apodos.
Se autoincrimina mandando a propios y extraños al
frente, casi sin pestañear.
Pero él
también tiene corazón y llora.
En el
segundo día de audiencia se derrumba en llanto frente al tribunal.
Los bien
pensados atribuyen el momento a la culpa de haber precipitado a uno de sus
denunciados bajo las vías de un tren.
Otros creen que el miedo es más fuerte y
que el inequívoco gesto de uno de los señalados cruzando un dedo sobre el
cuello lo hizo quebrar.
El otro
Alejandro colaborador, Vandenbroele, también es un hombre sensible.
Para
salvar la deteriorada relación con su pequeña hija y, porque no, la propia
ropa, entra a un programa de imputado protegido.
Con Boudou y Núñez Carmona, ya
detenidos, no parece dispuesto a dejarse llevar para adentro sin arrastrar.
Amparado
en el secreto del sumario, aseguran, no ha parado de hablar.
Tiemblan
empresarios, banqueros y gobernadores.
Quien ya no representa peligro
para nadie es Jorge Delhon. Él la hizo corta.
Marchó sin aspavientos hacia las
vías del tren y se plantó frente a la formación que lo sacaría del infierno.
También dejó una carta. Brevísima y terible: "Los amo, no lo puedo
creer".
Lo que
cuesta creer que alguien se suicide en la Argentina de hoy para salvar el
honor.
Mil conjeturas incomprobables sobrevuelan el misterio de esta muerte.
En los
salvajes tiempos de las fake news, en los que
tanto cuesta distinguir lo verdadero de lo falso, en los que trolls y bots
compiten en la viralización de noticias falsas y supuestas verdades
distorsionadas, en los que todos tendemos a confirmar nuestros prejuicios o
creencias antes que salir al encuentro de la verdad de los hechos, las cartas,
las notas y los testimonio en primera persona se agradecen.
Inspiradas en la
reflexión o en un momento de calentura o arrebato, ofrecen información de
primera mano y sin intermediación de los protagonistas centrales de la tragedia
cotidiano que nos toca vivir y contar.
Piezas literarias y testimonios que desnudan sin filtro ni pudor
un mundo de vínculos atravesados por emociones, pasiones y defecciones que nos
guste o no hablan de cosas que están pasando.
En este
tiempo en que manda la " noticia deseada", en que las "burbujas
algorítmicas" nos atiborran de información y comentarios no necesariamente
ciertas ni chequeadas que solo refuerzan aquello que queremos crecer, nuestros
gustos, prejuicios y convicciones, la irrupción de esta seguidilla de
sinceridades es bienvenida.
Un material de lectura y
reflexión que por su indiscutible genuinidad permite comprender el pavoroso
tiempo que nos tocó y toca vivir.
Fuente
“infobae”, 18.11.2017(facebook, G. Sachetti, 18.11.2017)
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