EL BONO Y FLORA

EL BONO Y FLORA

• Miércoles, 21 de junio de 2017

Bono a cien años, oportunidad e hipocresía

Rodolfo Cavagnaro - Especial para Los Andes

La emisión de un bono de 2.750 millones de dólares por parte del Tesoro nacional ha disparado una serie de reacciones que van desde las más técnicas hasta las más políticas. 

Lo ideal es colocar el tema en el lugar que corresponde.

En principio, el gobierno tuvo que emitir este bono porque el atraso cambiario le complicó el programa de financiamiento.

Estaba previsto que el valor de la moneda norteamericana estuviera a 17,90, y al no haber alcanzado ese valor, hace falta conseguir más recursos.

Tomar a un plazo de 100 años es una buena prueba, sobre todo para un país que hace un año estaba en default y no tenía crédito. 

Además, la oportunidad también lo hace aconsejable, dado que la tasa de EEUU está muy baja y, casi con seguridad, subirá en el futuro. 

La tasa de 7,90 hoy luce alta, pero en el mediano plazo puede quedar en línea.

No obstante, en las condiciones de emisión quedó aclarado que el gobierno puede pre-cancelar el bono si consigue mejores tasas en el futuro, lo que hace que no sean condiciones tan gravosas como se ha planteado.

Pero lo más grave, y no lo asume ni el oficialismo ni la oposición, es que este bono, ya sea a 10 ó 100 años es para financiar un déficit fiscal crónico que ya es insostenible. 

Y ahí aparece la hipocresía tanto de los dirigentes como de la misma sociedad.

Todos quieren que no haya inflación, se quejan por la deuda, no quieren que se aumenten las tarifas  pero nadie dice de qué manera se soluciona esta ecuación cuyo resultado es imposible. 

Sería muy fácil reactivar el comercio y darle a la gente la sensual sensación favorable de poder gastar, pero sería imposible hacerlo sin inflación. 

Y esa inflación se financia con deuda o con emisión monetaria.

La argentina está enferma de mentiras y los argentinos a los gritos piden que les sigan mintiendo. 

Es muy complejo. El gobierno no tiene tacto para tomar medidas, como un elefante en un bazar y no se comunica bien ni en tiempo ni en forma. 

Y quienes fueron responsables del desastre usan el efectismo sin hacerse responsables del daño que hicieron.

Y en cuanto al bono a 100 años, como parte de la hipocresía, al final todos los van a bancar. 

La mayoría querrá que sean sus nietos los que los paguen porque, al final, nosotros estamos pagando las deudas que no dejaron nuestros abuelos. 

Es una historia sin fin, un problema cultural que no (sic?) lleva al abismo.

Un problema sin fin. 

Los destructores se ofrecen como la única alternativa de solución.

 

Los elegidos no se animan a tomar decisiones fuertes porque los que los eligieron les piden que cambien sin cambiar. 

Solo que les saquen a los demás pero que no les toquen lo propio. 

Una ecuación muy difícil de solucionar.

fuente

"LOS ANDES", 21.06.2017