GILS CARBO X 3 (1)
Exclusivo: nuevos documentos sobre la sospechosa compra de un edificio que hizo Alejandra Gils
Carbó
La Justicia investiga una
millonaria operación inmobiliaria que podría salpicar a la Procuradora General
de la Nación
Juan Carlos Thill es productor de seguros. No tiene relación
alguna con las grandes operaciones inmobiliarias pero terminó cobrando 3 millones de pesos por el asesoramiento que
brindó a otra empresa que participó de la intermediación de la compra-venta del
edificio de la Procuración General de la Nación.
En 2013, la procuradora general de la Nación Alejandra Gils
Carbó autorizó la compra del edificio de la calle
Perón al 600 donde tiene sus oficinas quien dirige el Ministerio Público
Fiscal.
Se mudó del histórico edificio de la calle Guido en Recoleta al de
Perón 667 en el centro de la ciudad.
La compra se realizó por
43.850.000 pesos y el inmueble fue vendido por la firma Arfinsa SA, integrante
del Grupo Bemberg.
En la operación hubo una comisión
de 7, 7 millones de pesos que
Arfinsa le pagó a una inmobiliaria cuya principal cartera de clientes es de la
zona norte del conurbano: Jaureguiberry Asesores Inmobiliarios.
En el pliego de
licitación la Procuración especificó que si se pagaba intermediación por
gestión inmobiliaria la suma no saldría de las arcas públicas.
El caso
de la compra del edificio de la Procuración está
bajo investigación judicial a cargo del juez Julián Ercolini y del fiscal Eduardo Taiano.
En esa causa está
imputada Gils Carbó, quien se presentó en el expediente y explicó su
actuación.
La Procuradora dio detalles del proceso licitatorio y aclaró que
ninguna de las empresas vinculadas al negocio tiene relación con Héctor Alonso, su ex
marido y padre de sus hijas, como se informó cuando se conoció la noticia del
inicio de la investigación preliminar sobre el caso.
Es llamativa la secuencia de la contratación de
y entre los intermediarios. El 1º de marzo de 2013 Arfinsa
contrató a la inmobiliaria Jaureguiberry para que intervenga como asesora
inmobiliaria para la venta del edificio de Perón 667. Se pactó una comisión de
acuerdo al valor final de la venta.
Pero el 4
de marzo, Jaureguiberry contrató a su vez a Thill, quien vive en Los Hornos, La
Plata, tiene 50 años, es hincha de Gimnasia y no tiene contacto aparente con el mercado
inmobiliario porque
es productor de seguros patrimoniales y de vida. Su matrícula, según el
registro de la Superintendencia de Seguros de la Nación es la 47338.
En el
contrato -al que accedió Infobae a partir de fuentes vinculadas al
caso- entre Jaureguiberry y Thill se explica que "…'La
Contratante' está interesada en la contratación de los servicios a ser
prestados por 'El Contratado' y su grupo de trabajo a fin de gestionar los
trámites relacionados con la presentación de la licitación Pública 1/2013 a la
que convoca la Procuración General de la Nación, para la adquisición de un
inmueble en la ciudad Autónoma de Buenos Aires, según lo establecido en el
pliego que rige dicho llamado".
El contratado
–Thill- se comprometió a hacer gestiones y a acompañar al personal de la
Procuración al edificio en caso de pre adjudicarse el inmueble para la compra.
En ese
contrato pactaron un 50 y 50. Cada parte se quedaría con la mitad de lo que
pagara Arfinsa si la Procuración-como sucedió- le compraba el edificio. Un
negocio redondo.
Lo sospechoso del contrato entre los dos intermediarios es
que fue firmado aunque la licitación pública aún no había sido formalizada, hecho
que recién ocurrió el 6 de marzo mediante la Resolución Administrativa 317/2013
rubricada por Gils Carbó.
Luego de esa resolución se invitó a varias
inmobiliarias y cámaras del sector para participar de la licitación.
Bárbara
Jaureguiberry quien firmó el contrato por la inmobiliaria y Thill ya sabían
inclusive hasta el número que llevaría la licitación.
No existe
relación aparente entre Jaureguiberry -una inmobiliaria de Acassuso– y el
productor de seguros de La Plata.
Salvo que hayan sido presentados por alguien que conocía el negocio de la
compra del edificio desde adentro de la Procuración.
El
proceso licitatorio continuó. Hubo cinco ofertas. Fueron analizadas por la
Comisión de Preadjudicación de la Procuración.
El edificio de Arfinsa, por el
que se pedía 43,8 millones de pesos, fue cotizado por el Tribunal de Tasaciones
de la Nación en 45 millones: es decir que estaba en precio.
En mayo
se determinó que ganó Arfinsa.
La operación llegó a buen puerto en julio.
Arfinsa cobró los más de 43 millones de pesos -8 millones de dólares de
entonces- por parte de la Procuración.
Arfinsa pagó 7,7 millones de pesos de comisión.
Un porcentaje alto para el mercado inmobiliario: 17, 5%.
Pero
Jaureguiberry no se quedó con todo, le pagó el 12 de julio de 2013 a Thill la
suma de $ 3.019.054, 85.
El productor de seguros emitió su factura
1-00000252 y a partir de ello cobró la suma millonaria. Todo se hizo en blanco.
Todo se facturó y se cobró de manera legal.
La explicación de la
participación de Thill en el negocio de la comisión cobrada por la compra del
edificio parece ser sólo una: es hermano por parte de madre del contador
Guillermo Bellingi, subdirector general de la Procuración en el momento de la
licitación del edificio.
En el
inicio del expediente de la licitación del edifico de Perón al 600, Bellingi,
el 25 de febrero de 2013, firmó una sugerencia para que los oferentes pudieran
presentarse sin la necesidad de haber obtenido el "certificado fiscal para
contratar con el Estado" porque favorecería "la concurrencia de
oferentes".
En ese mismo documento Bellingi redujo la superficie
mínima requerida del edificio que iba a comprar la Procuración.
El por entonces
subdirector conocía los
entresijos del llamado a licitación.
Bellingi aún trabaja en la
Procuración General de la Nación: revista en el área técnica de la Procuraduría
de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac), el sector del
Ministerio Público que lucha contra el lavado de dinero.
La
Procelac es una de las dependencias de la Procuración a las que Gils Carbó dio
más relevancia desde que fue puesta al frente de los fiscales nacionales por la
ex presidente Cristina Fernández de Kirchner. Allí fue designada gente de su
entera confianza.
La última
actividad pública realizada por Bellingi, hermano por parte de madre del
productor de seguros que se hizo
millonario a
partir de la compra del edificio de la Procuración, fue una capacitación sobre operatorias off shore.
Informe: Andrés Ballesteros
Fuente
“Infobae”, 08.04.2017
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