EL REGRESO DEL PLAN DE LUCHA
Por salarios y despidos, metalúrgicos se movilizan el jueves y amenazan con ocupar fábricas en el sur
fuente"iProfesional", 05.05.2016
Presentación en facebook del Porfesor Daniel Alberto Chiarenza, autor del artículo que se reproduce
cibermilitante,
aún desde las efemérides de Télam, en que gracias algunos compañeros
que no me conocen en mi esforzado trabajo cotidiano, hicieron todo lo
posible para que no me renovaran contrato. No importa sigo trabajando y
militando. en Militante del Proyecto Nacional y Popular conducido por CFK y Director - Regente - Profesor en Instituto Lomas de Zamora - Cens 451 de Almirante Brown
Ha estudiado History en Instituto Superior de Formación Docente Nº 41, Alte. Brown
martes, 11 de enero de 2011
16 DE ENERO DE 1964: LA CGT APRUEBA EL PLAN DE LUCHA.

En enero de 1963 se reunió un congreso normalizador de la CGT.
De él surgió una comisión mixta, encarnada por el secretario general José Alonso -dirigente textil e integrante de las 62 Organizaciones- y el adjunto, Riego Ribas, del sector independiente, aunque antiguo militante libertario con sólidas y solidarias convicciones.
Lo integraban también otros hombres de las 62, como Juan Racchini y Avelino Fernández, e independientes como Pérez Leirós y Armando March.

Los objetivos del congreso se sintetizaron en un programa avanzado, que incluía reivindicaciones políticas, sociales y económicas.
Las mismas se impulsarían a través de un plan de lucha que contemplaba distintas etapas.

Al asumir Illia, la CGT solicitó una entrevista con el ministro de Trabajo para hacer entrega del citado programa, como así también de un memorial con reivindicaciones mínimas, cuya copia se hizo llegar al Congreso.

A comienzos de 1964, específicamente el 16 de enero,...
{Para destacar Illia asume la presidencia el 12 de octubre de 1963, es decir que en poco más de 100 días se les agoto la paciencia e inician el Plan de Lucha... ¿será casualidad? o la historia se repite}
... ante la falta de respuestas del Ejecutivo y del Congreso, la CGT puso en acción la primera etapa del plan, que contemplaba una intensa campaña propagandística: diversas marchas de protesta y una suelta de tortugas en Plaza de Mayo, servirían para graficar el inmovilismo que el movimiento obrero imputaba al gobierno.

Si bien los orígenes de la administración radical hacían prever conflictos con el sindicalismo peronista, debe tenerse en cuenta que la elaboración del programa y el plan de lucha eran anteriores a las elecciones y surgían de una conducción cegetista en la que también participaba el sector independiente.
No obstante, el conflicto iría creciendo hasta convertirse en una ofensiva gremial de vastas proporciones, y cuyo sentido político nadie pretendía ocultar.

En mayo se produce el lanzamiento de la segunda etapa del plan de lucha, con la realización de tomas masivas de fábricas, previa realización de asambleas en las mismas.
Los hechos se desarrollan en forma incruenta –aunque incluyen a veces la toma de rehenes patronales- y evidenciando una gran capacidad organizativa.
Hasta el 24 de junio son tomados cerca de 11.000 establecimientos, con participación de 4 millones de trabajadores.

La respuesta oficial consiste en ofrecer la ley de salario mínimo, vital y móvil (una de las reivindicaciones solicitadas).

Pero el plan de lucha continúa.
En junio se lanza la tercera etapa, convocándose a la movilización de los trabajadores y a la realización de cabildos abiertos en todo el país, con la participación del peronismo y otras fuerzas políticas.

Se propone la realización de una concentración de trabajadores frente a la Casa de Gobierno y se habla de ocupar centros de ventas de alimentos, para entregarlos a la población a menores costos.

Sin embargo, el recrudecimiento de las acciones obreras provoca una ruptura en el seno de la CGT: se alejan los independientes (Riego Ribas, Almonzny, Armando March), haciendo abandono de sus cargos y acusando a las 62 Organizaciones de perseguir la construcción de un clima de perturbación, sin otro sentido.

La renuncia de los dirigentes del sector independiente hará posible que las 62 Organizaciones ocupen los cargos vacantes.
El plan de lucha de la CGT ha significado el empinamiento e una corriente interna de creciente gravitación en el sindicalismo peronista: el vandorismo.

Con esa ofensiva, dicha tendencia ha alcanzado un significativo éxito, que abrirá el camino a una jugada compleja y difícil de Perón: el “operativo retorno”.

Augusto Timoteo Vandor, secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica, participará de esa maniobra estratégica procurando afirmar su propia influencia, con creciente autonomía de las directivas de Perón. Pero el resultado de la misma implicará, para el dirigente metalúrgico, una derrota política que marcará su posterior destino. Otro sindicalista, Miguel Gazzera, ha escrito: “…luego se inició un declive por el cual, progresiva e inevitablemente, el vandorismo comenzó a desintegrarse hasta alcanzar el grado de compromiso y de descomposición que luego evidenció…”.
fuente
Profesor Daniel Alberto Chiarenza, 11.01.2011
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