YPF - GALUCCIO...
Y LA "GOLDEN PARACHUTE"
{Ver entrada del 11.03.2016, "YPF... ¿Qué hay bajo la alfombra?}
Miguel Galuccio quiere que YPF le pague más de 5 millones de dólares de "indemnización"
Por: Facundo Chaves Rodríguez
Es la suma que figura en el contrato que
negoció con el gobierno de Cristina Kirchner en caso de ser despedido.
Malestar en el gobierno de Mauricio Macri por el polémico reclamo

La salida de Miguel Matías Galuccio de YPF, que parecía encaminarse a un divorcio de común acuerdo, empezó a enrarecerse en las últimas horas.
Hubo reuniones del más alto nivel que no terminaron de cerrar un punto clave e inesperado: una indemnización de más de 5 millones de dólares que el ejecutivo petrolero pretende cobrar para irse sin estridencias.
El
ejecutivo, que volvió a la Argentina de la mano del ex gobernador
entrerriano Sergio Urribarri, quiere hacer valer la cláusula golden parachute
que había incluido entre las condiciones para dejar su puesto de
gerente general para México y América Central de Schlumberger, una
petrolera que está en el top 100 de las mayores empresas del mundo.
"No volvió al país para perder plata", reconoce a Infobae un
actor clave en el traumático proceso de expropiación, primero, y
estatización, después, de la mayor compañía nacional, que hasta 2012 era
de capitales españoles.
La cláusula de rescisión del
contrato, según otras fuentes que tuvieron conocimiento de los números
finos del desembarco de Galuccio, asciende a 5,5 millones de dólares y
esa es la suma que Galuccio estaría bregando por cobrar.
Pero el tiempo
no es un aliado para el, hasta hoy, sigiloso ejecutivo petrolero.
Son,
en moneda nacional, más de 80 millones de pesos, que Galuccio quiere que
le paguen, y de una sola vez.
Cuando Galuccio negoció su contrato, pidió que YPF le pagara lo mismo que Schlumberger, "no vino a perder plata"
La
pretensión cayó pésimo en el gobierno nacional, que impulsa un
reordenamiento del Estado nacional, con despidos de militantes rentados a
cuenta del fisco y recortes de personal en todas las oficinas públicas.
Será difícil para la administración macrista justificar públicamente
ese suculento "premio", mientras suenan en las calles, en los medios y
en las redes sociales los ecos de protestas de estatales echados por
aplicación de decretos firmados por Macri.
Frente al
reclamo planteado por el petrolero surgió una primera observación que,
según confiaron a Infobae fuentes gubernamentales, se le presentó a
Galuccio: no hay efectivamente un despido, sino que se trata de una
renuncia consensuada, atada a una asamblea de accionistas. Otro punto:
un pago de 5,5 millones de dólares a Galuccio –un ejecutivo con varios puntos flojos en su gestión– sería políticamente inviable.
DEL GOLDEN PARACHUTE A LA POLÍTICA
En
la traducción literal es "paracaídas de oro", pero se trata de una
cláusula típica que tienen los contratos de ejecutivos de primera línea
que, al negociar sus condiciones de trabajo, incluyen una cláusula que
asegura una indemnización especial o retribución en caso de despido o
desvinculación.
La cláusula golden parachute es habitual
en los contratos de los CEO o gerentes de alto nivel, tanto en el
sector petrolero como en el bancario o en las grandes corporaciones en
general.
Galuccio, según una fuente que fue protagonista
de la expropiación y estatización de YPF, incluyó dentro de sus
condiciones un "golden parachute", así como ingresos y premios
equivalentes a los que cobraba en Schlumberger.
"Era el mejor
argentino para conducir YPF. Su contratación tuvo criterios
profesionales, no políticos. Él dijo que no volvía al país para perder
plata, pero estaba dispuesto a sumarse", reconoció uno de los informantes consultados por Infobae.
El
contrato de Galuccio, como casi todo en YPF después de 2012, es
mantenido en estricto secreto y lo que trasciende es una confirmación de
terceras personas, debido a que ni Galuccio ni la Bolsa de Comercio o
la Comisión Nacional de Valores habilitan una información que para
cualquier empresa que cotiza en Nueva York y es supervisada por la SEC
es una obligación.
Hace ya tres semanas que el senador nacional Rubén
Giustiniani espera recibir el pacto YPF-Chevron, que está oculto pese a
que la Corte Suprema ordenó –hasta ahora sin éxito– que se muestre.
Lo que pide Galuccio que le pague YPF estatal es 5,5 millones de dólares, que equivalen a más de 80 millones de pesos
EL ACTA FUNDACIONAL DE LA ERA GALUCCIO
La
cláusula de rescisión figuraba en el contrato que firmó Galuccio para
sumarse a la petrolera estatal.
Ese acuerdo, definido en la letra chica
por la administración interna de YPF, supervisada y convalidada por las
más altas autoridades políticas de entonces, fue el que le permitió a
Galuccio llegar a la primera reunión de directorio de la petrolera
estatal.
En ese primer encuentro, que se realizó el 4 de junio y que fue plasmado en el acta 324 a la que tuvo acceso Infobae,
estuvieron presentes y aprobaron la designación de Miguel Matías
Galuccio como director y a la vez presidente y CEO los siguientes
integrantes:
Miguel Matías Galuccio, designado por el gobierno de Cristina Kirchner
Axel Kicillof, ministro de Economía de Cristina Kirchner
Héctor Valle, presidente de FIDE y economista heterodoxo (fallecido)
Eduardo Basualdo, de Flacso y del CELS
Guillermo Pereyra, del sindicato SUPeH
Carlos Alfonsi, un ejecutivo especializado en refinación y vinculado a Galuccio
José Brizuela (experto en tecnología)
Gustavo Nagel, por Neuquén
Roberto Ivovich, representante por Santa Cruz
Oscar Cretini, por Chubut
Walter Vázquez, por Mendoza
Oscar Lamboglia, por Río Negro
Sebastián Uchitel (expertos en software)
Fernando Dasso, que es director de Recursos Humanos de la petrolera desde la gestión de Repsol
Luis García del Río, por Repsol
Fernando Giliberti, ejecutivo de carrera de YPF
En
el acta fundacional de la nueva YPF, se resolvió "designar al Sr.
Miguel Matías Galuccio como Presidente del Directorio, Gerente General
y/o Chief Executive Officer y Vicepresidente Ejecutivo de YPF S.A. con
mandato por un ejercicio", tras lo cual resalta que "el Sr. Miguel Galuccio acepta el cargo para el cual ha sido designado".
Con esa aprobación se dio por convalidado el contrato que incluía la mutilmillonaria cláusula de rescisión.
REUNIONES Y RECLAMOS
La
salida de Galuccio era solo una versión que, a principios de año, era
escuchada por un pequeño círculo cercano al presidente Macri.
De hecho,
parecía que la buena sintonía que, incluso antes de ganar las
elecciones, el Presidente tuvo con el ejecutivo podía llegar a
traducirse en su continuidad.
Sin embargo, a medida que
pasaron los primeros días de la administración del Pro y empezaron a
auscultar la gestión real del ejecutivo, surgieron primero dudas, luego
recelo y, al final, un malestar evidente que terminó en la decisión de
desplazarlo.
De nada valieron los emisarios ni los intentos de
negociación.
Galuccio pasó de la hipótesis de máxima, que era seguir como presidente y CEO, a sugerir que estaba dispuesto a ceder la presidencia, con una función política, y a asumir sólo la gerencia operativa, para, al final, cuando se vio cercado y sin apoyo, renunciar sin resistencia si le pagaban la cláusula rescisión.
Galuccio
estaba "flojo de papeles" debido a que se conocieron detalles de
cuentas off shore y de sociedades que se abrieron y se crearon –con
nombre propio y no de la empresa– para canalizar los más de 1.000
millones de dólares que puso Chevron para un pacto del que aún no se
sabe nada.
El argumento a favor fue que así se impidió que los holdouts,
con su fervor incautador, pudieran lograr un embargo.
El argumento
en contra: al estar al margen de controles, nadie podrá saber nunca si
en el camino hubo algún extravío más o menos involuntario.
También
hubo críticas públicas y señalamientos por el nivel de endeudamiento de
la empresa, que se multiplicaron por más de tres veces, la caída de la
inversión, los despidos y, sobre todo, la imprevisión de una caída
vertical del precio internacional del petróleo, que puso a la defensiva a
la empresa de bandera.
De hecho, es una de las pocas empresas del mundo
que funcionan gracias a los subsidios del Estado.
Esas
críticas, planteadas por el macrismo, fueron realizadas de manera
pública.
Hasta el presidente provisional del Senado, vía Twitter,
criticó el nivel de endeudamiento.
Lo dijo después de una reunión con Juan José Aranguren, ministro de Energía, conocedor como pocos del sector petrolero y némesis ideal de Galuccio.
Más allá de malestar público que, antes de la renuncia, se esparció por el Gobierno, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, trató de tender un puente.
Después de recibirlo a solas el martes por la noche, valoró una sola
cosa: "Galuccio logró evitar la politización de YPF", dijo el hombre
fuerte del Gobierno. Nada más. Apenas un poroto.
fuente
"infobae", 12.03.2016
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