Eran los idus de 2010 y la colega María Laura Santillán conducía su célebre ciclo “Argentina para armar”. Uno
de los invitados era el otrora ministro de Justicia de la Nación
Horacio Rosatti, que había renunciado de manera sorpresiva a su cargo en
el gobierno kirchnerista. Se trató de una gestión
breve, continuadora de lo que había hecho en la misma cartera Gustavo
Béliz, eyectado luego de haber mostrado una fotografía del espía Antonio
Stiuso, en esos días protegido por el gobierno de Néstor Kirchner. Rosatti
venía de ser intendente de la ciudad Santa Fe de la Veracruz e ingresó
al kirchnerismo como procurador del Tesoro, haciéndose cargo de la
defensa del Estado argentino ante el tribunal arbitral internacional
CIADI, que depende del Banco Mundial. Y
ahí estaba, el “renunciado” ministro, frente a Santillán, que le
preguntaba de manera insistente si era cierto que había dejado su cargo
por pedido del oficialismo de turno luego de negarse a autorizar
sobreprecios en la construcción de 3 establecimientos penales. Rosatti
no confirmó ni desmintió el hecho, pero habló de un desencanto que ganó
a muchos funcionarios respecto de Néstor Kirchner y su gestión. "No
era lo que creíamos. Y en ese momento no fui el único que me marché.
Fuimos varios", dijo Rosatti. Mencionó en tal sentido a Alfonso Prat
Gay, Roberto Lavagna y Rafael Bielsa. Mientras
tanto, desde Casa de Gobierno se impulsó una versión que jamás refrendó
el hoy designado ministro de la Corte Suprema del macrismo: “Motivos
exclusivamente familiares”. El tiempo pasó y
Rosatti se animó finalmente a revelar la verdad: renunció a mediados de
2005 luego de negarse a firmar escandalosos sobreprecios en la refacción
de una serie de centros carcelarios.
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