¡¡¡CUÁNTO MÁS HAY... MENOS VALEN!!!
MAQUINITA QUE TRABAJA SIN PARAR
Vanoli, la #@&*%&@#*! Dejá de emitir ($230 millones por día)
Para evitar una gran devaluación del dólar es
crucial detener la desenfrenada emisión de pesos, denunció el Instituto
para el Desarrollo Social Argentino.
Esto sólo es posible reduciendo el
gasto público, donde un componente clave son los subsidios económicos.
Por eso, los principales desafíos para el próximo gobierno no pasan por
replantear la política cambiaria ni por desarticular el cepo sino por
actualizar las tarifas de los servicios públicos y reducir el déficit de
las empresas del Estado.
El tema es muy importante cuando al frente del
presidente del Banco Central sigue Alejandro Vanoli, quien tiene un
perverso enfoque sobre el tema, a favor de la inflación creciente, y
totalmente contraria a formas prudentes de gestión de la política
monetaria.
"(...) La principal fuente de emisión
de dinero es el déficit fiscal. Como no hay margen para seguir
aumentando los impuestos y las posibilidades de acceder a endeudamiento
público es limitada, resulta ineludible bajar el gasto público. (...)".
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Idesa).
A medida que se aproxima el cambio de gobierno aumenta la ansiedad por
dilucidar qué puede llegar a ocurrir con la cotización del dólar.
Para
un grupo reducido de personas se trata de un interés especulativo, en el
sentido de que acertando en los pronósticos pueden obtener ganancias
financieras. Pero para la mayoría el tema es relevante porque la
cotización del dólar tiene alta incidencia en el resto de los precios de
la economía y, por esa vía, en el bienestar de la población. Incluso,
como lo demuestran experiencias pasadas, los niveles de pobreza son muy
sensibles a lo que ocurra en el mercado cambiario.
El abordaje del tema en la campaña electoral es acorde a la sensibilidad que genera. Procurando
generar optimismo se ilusiona con la posibilidad de una importante
entrada de divisas cuando, por la reducción de las retenciones a las
exportaciones y la desarticulación del cepo cambiario, los productores
se decidan a liquidar sus exportaciones retenidas y la mayor confianza
induzca un masivo ingreso de capitales desde exterior.
Aunque la atención está en el mercado cambiario es aconsejable
mirar también la emisión monetaria. En este sentido, los datos oficiales
señalan que:
> En el año 2010 la base monetaria, es decir la cantidad
de pesos emitidos por el Banco Central, ascendía a $160 mil millones.
> A noviembre del 2015, la cantidad de pesos emitidos asciende a $570 mil millones.
> Es decir, en los últimos 5 años se emitió a razón de $230 millones por día.
Estos datos muestran la enorme emisión de pesos que se viene
haciendo en los últimos años. Para tener un punto de referencia,
mientras que el PBI –es decir, la cantidad total de bienes y servicios
que genera el país– creció a razón del 2,5% anual en los últimos cinco
años, la expansión de pesos emitidos lo hizo a razón del 29% por año. Es
decir, desde el año 2010 la cantidad de dinero emitida creció 10 veces
más que la producción.
Semejante exceso monetario impacta sobre todos los precios,
incluido el dólar. Ante las crecientes presiones inflacionarias, el
principal paliativo al que apela el gobierno son los controles
cambiarios. En esta dirección, se limita la venta de dólares a
ahorristas, se controlan las importaciones y se prohíbe el envío de
utilidades al exterior. Las consecuencias son los procesos productivos
trabados por falta de insumos y equipos importados, las reservas del
Banco Central cayendo sin freno y las inversiones estancadas afectando
la competitividad de toda la economía.
En la campaña electoral pululan las ambigüedades y los
planteos oportunistas. Pero a partir del 10 de diciembre no hay otro
camino que un cambio de estrategia. La cuestión más importante y
compleja no es cómo salir del cepo sino cómo detener la desenfrenada
emisión de pesos. Teniendo bajo control la expansión monetaria, la
tranquilidad al mercado cambiario es una cuestión relativamente simple
de resolver.
La principal fuente de emisión de dinero es el déficit fiscal.
Como
no hay margen para seguir aumentando los impuestos y las posibilidades
de acceder a endeudamiento público es limitada, resulta ineludible bajar
el gasto público. Para ello, se puede reducir el empleo público
redundante, combatir la corrupción y modernizar la gestión del Estado.
Pero un paso clave es reducir los subsidios económicos no estratégicos.
Esto requiere regularizar las tarifas de los servicios públicos y
achicar el déficit de las empresas públicas.
Prometer que no habrá devaluación ni aumento de tarifas es
faltar a la verdad. Para evitar la devaluación es clave que los precios
de los servicios y las empresas públicas cubran sus costos para así
dejar de emitir dinero a fin de compensar la diferencia. Con
profesionalismo se puede minimizar el impacto social a través de tarifas
sociales focalizadas en los hogares más pobres. Por el contrario,
perseverar con los subsidios económicos es prolongar el descontrol
monetario lo que preludia la próxima gran devaluación.
fuente
"Urgente24", 16.11.2015
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