Hace
un año, en realidad un poco más, en julio de 2014, una joven entró a la
Anses de Tunuyán amenazando con matar a todos los que allí se
encontraban.
Lo hizo a los gritos y con un cuchillo en su mano.
"Los voy a matar”, repetía una y otra vez. Ello, hasta que un policía logró frenarla.
El tiempo pasó y todo volvió a la normalidad…. bueno, casi.
La
chica volvió con su familia, pero la delegación de la Anses volvió a
ser parte de otro hecho conmocionante, para llamarlo de alguna manera:
allí, una empleada “infiel” cometió una serie de estafas a través del
uso de tarjetas Argenta de terceros.
Obviamente, sin el consentimiento
de estos.
Por lo que pudo averiguar el Post, en estas horas hay al menos un expediente en la justicia y un sumario administrativo en la UDAI, ambos enfocados a investigar lo ocurrido, que involucra a una joven llamada Cecilia.
Los
hechos, según pudo reconstruir este diario sobre la base de fuentes de
la propia Anses y la fiscalía de Tunuyán, se dieron hace casi un mes,
luego de que una jubilada descubrió que alguien había sacado un crédito a
su nombre. No fue complicado: le llegó el reclamo por el pago de la
pertinente cuota. La tarjeta Argenta, para los jubilados y pensionados Cuando
averiguó lo ocurrido, no pudo evitar montar en cólera: alguien había
utilizado una tarjeta Argenta, destinada a jubilados y pensionados, para
hacerse de dinero en efectivo. Acto seguido, hizo la pertinente
denuncia judicial, que hoy tramita en Tunuyán.
“Hubo un
reparto de tarjetas que el correo hizo mal y que volvieron a la sede de
la Anses, ahí fue cuando alguien se avivó y se mandó la avivada”, reveló
al Post una persona que trabaja en esa dependencia.
-¿Es solo una empleada infiel o llega a niveles más altos?
-No
lo sabemos aún, pero hay un dato clave: cuando alguien da de alta una
tarjeta (Argenta) necesita un supervisor que apruebe la operación. No
hay manera de que un empleado por su cuenta pueda hacer esto. Mientras se investiga lo ocurrido en Mendoza, se supo que en San Luis estalló un escándalo similar.
Si bien lo publicó en las últimas horas el Diario de La República
de esa provincia, es un hecho que se habría dado a mediados de mayo,
cuando un beneficiario de la tarjeta Argenta denunció que habían
retirado dinero de un cajero a su nombre.
"Pudimos
comprobar quién era el autor de la estafa y se resolvió de manera
satisfactoria la desvinculación de la persona, sin sumario
administrativo, fue echado con justa causa. La decisión se tomó a nivel
central con resolución que emitió la dirección ejecutiva, previo de la
investigación que realizamos en la Udai", indicó a ese matutino Pablo
Reif, jefe de la delegación de la Anses donde ocurrió el hecho. En
el caso mendocino aún no hay imputaciones ni despidos, solo un
elocuente mutismo oficial que intenta mantener oculto lo aquí
revelado. A veces, el silencio no es salud, como proclama la funesta
cita que se hizo célebre en años oscuros de la Argentina.
Es que, es como dijo alguna vez Miguel de Unamuno: “A veces, el silencio es la peor mentira”.
fuente "Mendoza Pot", 14.10.2015 (facebook, A. Valdivieso y F. Di Maria)
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