30 ago 2015

"EL TRIBUNO", SALTA, 30.08.2015



“EL TRIBUNO”, SALTA, 30.08.2015

NINGUNA ELECCIÓN ES TRANSPARENTE CON URNAS QUEMADAS Y REPRESIÓN



Las elecciones del domingo pasado en Tucumán concluyeron en un escándalo por los graves incidentes ocurridos durante la jornada, entre los que se destaca la quema de 43 urnas y las heridas sufridas por 6 gendarmes; por la noche, como corolario, la policía disolvió con una violencia inadmisible a los manifestantes que denunciaban fraude en la Plaza de la Independencia. 
 
La ciudadanía no cree en la transparencia de esos comicios, se manifiesta en las calles, y sus dudas se acrecientan cuando el propio gobernador José Alperovich minimiza el escándalo. Como agravante, el candidato oficialista a gobernador, el ex ministro de Salud de la Nación Juan Manzur, intentó demostrar la transparencia de esa elección explicando que "hubo 43 urnas quemadas, pero eran urnas peronistas; fue un problema de internas".
 
Esta definición del probable ganador de la elección contiene un error de concepto que atenta contra el principio republicano: el voto es un derecho ciudadano y las urnas deben ser cuidadas por el Estado, que no representa los intereses del partido oficialista sino que está obligado a velar para que se cumpla la voluntad soberana del pueblo
 
No es el sistema electoral el que falla, sino la ausencia de una cultura democrática, que respete el orden jurídico. En nuestro país, y no solo en Tucumán, se confunden con facilidad los intereses particulares del gobernante, las atribuciones del partido o frente oficialista y los deberes del Estado
 
Las denuncias sobre distribución de bolsones, de compra de votos (o voto en cadena) y de manipulación de las urnas por medio de punteros representan irregularidades gravísimas, aunque se intente mostrarlas como un hecho natural o folclórico. 
 
Es la utilización del poder contra el derecho de la gente, aprovechando las necesidades de los sectores vulnerables
 
Con voto en papel o con voto electrónico, si el ciudadano está condicionado de cualquier manera para emitir su voto y si no existen garantías de transparencia y fiscalización en cada paso de los comicios, la legitimidad del acto electoral queda empañada, así como la autoridad del gobernante emergente de ese acto
 
Garantizar la seguridad de los votantes y la transparencia de los comicios es una obligación del gobernador, quien no dio explicaciones sobre las irregularidades que él mismo admite. Más allá de que la diferencia entre Manzur (54,42%) y el candidato de la Alianza del Bicentenario, José Cano (40,76%) se mantenga, se amplíe, se reduzca o, directamente, se invierta, la credibilidad del escrutinio ya está dañada
 
Es tan fuerte el escándalo que el fiscal general de la Cámara Federal de Apelaciones de Tucumán, Gustavo Gómez, consideró que cualquier partido político estaría en condiciones de pedir la anulación de los comicios en Tucumán y el apartamiento del presidente de la Corte y de la Junta Electoral, Antonio Gandur
 
La Junta está funcionando con solo dos de sus tres miembros, el procurador Edmundo Jiménez fue apartado por su afinidad manifiesta con Manzur y Gandur prejuzgó al declarar que "no hubo fraude". 
 
Más allá del resultado final de la elección tucumana y de las consecuencias que pudiera tener este escándalo en los comicios nacionales, es imperioso recuperar la calidad de las instituciones de la democracia. Una elección viciada por el clientelismo, la ausencia de fiscales, el amiguismo y el abuso del poder del Estado no es democrática. Tampoco es transparente si es confusa
 
Allí funcionó el sistema de "enganches" y la gente debió optar entre 25 mil candidatos para los diversos cargos. Se eligieron también 49 diputados. Hoy la Cámara funciona con 42 legisladores oficialistas sin posibilidad alguna de disenso, y 7 opositores. El modelo de todo el país se replica en Tucumán: el escándalo revela la ausencia de división de poderes, la concentración casi absoluta del poder en el gobernador, que utiliza su hegemonía sobre el Estado para eliminar la pluralidad y el disenso y dispone del presupuesto oficial para eternizarse en el poder
 
La cuestión de fondo no consiste en saber quién gana sino si existe una genuina vocación republicana en la dirigencia, del país, no solo de Tucumán. No es razonable cambiar el sistema en pleno proceso electoral, y cualquier modificación sería un engaño sin la firme decisión de garantizar que las elecciones expresen, exclusivamente, la opción racional y libre de cada ciudadano.
 
FUENTE
"EL TRIBUNO", SALTA, 30.05.2015

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