OPINIÓN * Escribe Jorge Castañeda
¡Ay de los políticos vernáculos!
'Viajan a Buenos Aires a recibir órdenes “superiores” porque en sus distritos no saben dialogar ni armar un proyecto virtuoso. No dan participación a la gente y menos a la ciudadanía. Ni tampoco les importa mucho mientras vengan los votos'.
domingo, 10 de mayo de 2015
Los políticos actuales (no todos) tienen la edad de sus pasiones.
Poco les interesa del electorado y menos de sus ideas. Viven la política
como un campo de batalla. Solo buscan seguir pastando en el pienso de
sus cargos públicos y coronar su degradada "profesión” con una suculenta
jubilación y un patrimonio envidiable. Aun así no quieren irse a sus
cuarteles de invierno, total donde haya ingenuos que los sigan y los
voten seguirán medrando a costillas del erario. Están orgullosos porque
tienen a sus espaldas toda una carrera política. No se dan cuenta que se
han hecho viejos usufructuando cargos y prebendas.
Elección tras elección son los mismos y ganando o perdiendo, hacen
su agosto. Y muy orondos afirman que después de ésta se van a retirar.
No será así: irán si ganan por otra reelección porque su palabra vale
menos que el orín de los perros.
Negociados cupulares, arreglos bajo la mesa y expertos en roscas y
aprietes por agradar a los mandamases de Nación sancionan leyes
contrarias al bienestar del pueblo y a los intereses de sus provincias.
Uno se harta de verlos tan suficientes y creídos de sí mismos.
Hacen de la soberbia una virtud e interpretan que por ser elegidos un
domingo en una elección tienen el derecho de humillar y descalificar a
destajo. Se creen que los votos y el poder son de ellos, cuando en una
democracia madura el poder reside en el pueblo y los votos
lamentablemente no son de nadie, sino la herramienta por la cual los
ciudadanos se expresan en ese momento. Y luego si no hacen las cosas
bien "otro gallo cantaría”.
El gran problema de nuestros políticos vernáculos es que se han
olvidado que todo poder viene de Dios y lo que es más grave todavía que
han arrumbado en un rincón los valores humanos y superiores que deben
primar en el accionar político. Ya lo advertía el General Juan Perón,
pero también dejaron en un recodo del camino sus enseñanzas para hacer
todo lo contrario.
Solo conocen el agravio y la descalificación. Hablan mal del que se
les ocurre. Cambian de ideas como de camiseta, nunca se hacen
responsables de sus errores, se miran con desconfianza, nunca escuchan a
quién bien los quiera aconsejar y se pisan la cabeza entre ellos
mismos.
Recurren y viajan a Buenos Aires a recibir órdenes "superiores”·
porque en sus distritos no saben dialogar ni armar un proyecto
virtuoso.
No dan participación a la gente y menos a la ciudadanía. Ni tampoco les importa mucho mientras vengan los votos.
Después se olvidan: seguirán aplicando sus medidas de presión
tributaria, enarbolando un relato falaz, privilegiando las
desigualdades, perjudicando al medio ambiente con proyectos de
explotación minera a cielo abierto y tolerando las injusticias,
cómplices de un sistema perverso que se ha olvidado del hombre y de sus
mejores virtudes.
Al verlos uno no puede más que compararlos con los liliputienses
que atan al gigante y amordazan su crecimiento. Porque hacen política
por el bien de ellos mismos y no se les cae una idea para un proyecto
superador del desarrollo provincial.
No les importa el problema de los productores de la Región Sur, son
indolentes ante la situación que vive la fruticultura, impotentes para
rebajar las retenciones a la lana y tantos otros despropósitos.
Hay que volver a humanizar la política, devolverle sus valores, enriquecerla con los mejores aportes, amarla con pasión.
Río Negro tiene gente maravillosa que quiere a su tierra y confía
en el futuro, pero al decir del Cid Campeador "que buenos vasallos
serían si tuviesen un buen señor”.
Jorge Castañeda
Valcheta
fuente
"Roca Digital", 14.05.2015
(facebook, Uatre Fe, 14.05.2015)
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