EL CASTIGO KIRCHNERISTA A IMPSA
Tarde
comenzaron los funcionarios a buscar soluciones concretas para la empresa
IMPSA. Desde hace más de un año, la mala situación por la que atraviesa la
empresa es de dominio público, hasta referentes del sector aseguraban – antes de
que se produjera la cesación de pago en
la que entró el Grupo – que la firma se iba de Mendoza.
Extraño
resulta que los problemas no hayan llegado entonces a oídos de ningún
funcionario.
IMPSA
comenzó a tener problemas serios con el Gobierno nacional en el 2010 cuando
denunció que se había preadjudicado la central hidroeléctrica Chiuido I de Neuquén
a las firmas que habían presentado el mayor costo de construcción, la tarifa
más cara y un financiamiento que no respondía a lo solicitado en el pliego.
¿A
qué empresas se les adjudicó la obra? Obviamente a las de empresarios kirchneristas:
Electroingeniería, de Gerardo Ferreyra y CPC, de Cristóbal López, por u$s 1.560
millones.
Las
denuncias de Pescarmona aparecieron en distintos diarios. ¿Qué pasó entonces?
Con el paso del tiempo los funcionarios nacionales dejaron de hacer gestiones
ante los gobiernos de Venezuela y Brasil para que IMPSA cobrara las obras
realizadas en esos países.
También
le frenaron pagos a la empresa, recién ayer acordaron pagarle $42 millones que
le deben desde 2010 – año de las denuncias – por obras realizadas en el dique
Embalse Rio tercero.
Eso
terminó en que la empresa arrastrara 3 años con problemas de cobro en Brasil y
2 en Venezuela.
El
resultado es el que está a la vista en los últimos meses. Primero se anunció
que la firma tenía problemas para el pago de Obligaciones Negociables. Después,
en agosto, la justicia brasileña le decretó la quiebra a la empresa Wind Power
Energy de IMPSA por no haberle pagado u$s 4,7 millones a las firmas Libra Terminal
Valongo y Libra Terminais, luego IMPSA acordó un plan de pago con las empresa y
se levantó la quiebra.
Pero
el atraso en los cobros de IMPSA se mantenía, así fue que anunció la
imposibilidad de poder pagar $9,5 millones de Obligaciones Negociables que
vencieron el jueves pasado.
Ya
con la sangre llegando al río, los funcionarios nacionales en las últimas
semanas comenzaron a recibir en sus despachos al titular del grupo, Enrique
Pescarmona, a quien venían ninguneando desde hacía bastante tiempo.
Ayer
el Gobierno nacional, a través del ministro de Trabajo, Jorge Tomada, comenzó a
dar señales claras de querer asistir a la empresa mendocina al comprometerse a
realizar gestiones para que la firma pueda cobrar algo de los u$s 1.000 (sic – ¿millones?)
de deuda que acumula entre las obras realizadas en Brasil y Venezuela.
El
gobierno nacional también tendrá en cuenta a IMPSA para realizar trabajos en
Yacyretá y probablemente en YPF.
Sabemos
que en Mendoza hay 1.000 puestos de trabajo en juego, más una cantidad de pymes
industriales que dependen de Pescarmona debido a que la empresa la capacitó y
profesionalizó sus actividades lo que también generó que se ataran a la suerte
de IMPSA.
Así
las cosas, si la empresa no tiene trabajo o no cobra, también sufren las firmas
chicas que dependen de IMPSA.
Además,
están en problemas los 2.000 proveedores locales que tiene la empresa en la
provincia con los cuales también viene acumulando deuda.
Sin
dudas, un espantoso momento deben estar pasando los trabajadores de IMPSA, así
como los que trabajan en la pymes y empresas que le proveen materiales y le prestan servicios.
La
administración Pérez {Gobernador de Mendoza} ya vivió lo que
significa la partida de una empresa importante de la provincia cuando la minera
brasileña Vale decidió paralizar su proyecto Potasio Río Colorado a principio
del 2013.
El
mandatario no logró ni impedir la ida ni reactivar el proyecto. El caso vale no
es un buen recuerdo ni para el gobierno local y, ahora, tampoco lo es para los
trabajadores de IMPSA.
El
clima de negocios en la provincia no es el mejor. Distintas cámaras, entidades empresariales
y gremiales, desde Aderpe y Asinmet, pasando por la Cámara de la Construcción,
la CGT, el CEM, la UCIM, la FEM y hasta Valos, emitieron un comunicado en
conjunto en el que señalan, entre otras cosas, que “resulta indispensable la
defensa y el esfuerzo destinado a apoyar a una empresa mendocina como IMPSA,
contribuyendo con ello a mantener una matriz productiva mendocina diversificada,
una fuente de generación de productos exportables con alto valor agregado y la
conservación de gran cantidad de puestos de trabajo altamente calificados.”
Si
bien las negociaciones para que IMPSA reciba los pagos atrasados de Brasil y
Venezuela las llevará adelante el Gobierno nacional, la administración local
deberá estar muy atenta a su evolución.
A
la gestión Pérez no le queda margen para equivocarse. Si se cae IMPSA o se
despide mucho personal, el golpe también
arrastrará a los funcionarios mendocinos y, simbólicamente, el impacto
en el imaginario colectivo será similar al de la caída del Banco Mendoza a fines
de los ’90, hecho que también tuvo a Pescarmona entre sus protagonistas.
FUENTE
“LOS
ANDES”, 21.09.2014
{Un comentario
desde el blog: El artículo precedente lleva a recordar unos versos de una
canción de Serrat: “… unos locos sin
carnet/ que juegan con cosas que no tienen repuesto”}
No hay comentarios:
Publicar un comentario