Sábado 5 de julio, 2014
Los recursos de los jubilados como “caja” de la
política
Por: Alicia
Terada
En los últimos días el titular de la ANSES anunció con
bombos y platillos que el Fondo de Garantía de Sustentabilidad alcanzó la suma
de $419 mil millones de pesos con un crecimiento del 317% desde que lo
administra el Estado.
Ahora bien, cuando observamos en detalle el movimiento
de estos fondos lamentablemente llegamos a la conclusión de que la noticia, que
puede ser buena en términos de impacto periodístico, no va a repercutir
positivamente en los haberes jubilatorios. Pero lo más preocupante es que deja
expuesto que su sustentabilidad futura está en peligro por varias decisiones
políticas que el Gobierno adoptó sobre estos recursos.
Existe una razón principal: queda claro que está
desbalanceada la relación aportantes-beneficiarios que, en un sistema solidario
como el nuestro, debería ser de 4 a 1 para que su crecimiento sea sustentable
en el futuro y que hoy no alcanza el de 1,4 a 1 -hasta fin del 2013 la
relación era 8,1 millones de aportantes para 7,3 millones de beneficiarios-.
Pero también incide el uso indiscriminado de los
recursos del FGS sin fijar un tope tanto para fines que no corresponden a su
órbita como para inversiones financieras que hoy resultan muy riesgosas
porque los mercados están menos confiables y alertas ante la situación judicial
que beneficia a un sector de bonistas conocidos como “fondos buitre” que
jaquean nuestras finanzas.
Además, y esto es una decisión política de este
gobierno, porque cada vez que se echa mano a los recursos de la ANSES, se está
postergando la consideración y el derecho de cada jubilado que debería ser el
principal beneficiario de todos estos aportes recaudados.
La situación es cada vez más delicada porque, como
bien lo señala la Defensoría de la Tercera Edad, de lo que recauda el sistema
el 48% proviene de impuestos, principalmente del IVA, el impuesto más regresivo
y que afecta a los más pobres. Todo esto en un marco donde la renta financiera
no aporta, como tampoco lo hacen la renta minera y la de hidrocarburos.
Sabemos también que el último aumento de los topes y
montos de las asignaciones familiares no compensó la inflación; esto
hace que cada día más trabajadores dejen de cobrar las asignaciones y de esta
manera la Ansés puede transferir mayores recursos al Tesoro Nacional que
servirán para tapar el déficit fiscal, algo parecido a lo que ocurre con el
impuesto a las ganancias, porque la lógica del Gobierno es usar la inflación
como medio para absorber recursos que se recaudan para un fin pero que
finalmente se destinan a financiar el crecimiento del gasto público. De esta
manera pueden anunciar que crece el FGS en todos los medios oficialistas y
venderlo como si fuera una buena noticia, pero la realidad señala que el 80%
de los jubilados cobra un ingreso por debajo de la canasta de necesidades
básicas y esto ocurre no por falta de dinero, sino porque esos recursos se
utilizan como caja política para alinear intendentes con obra pública, en
propaganda oficial, para regular la cotización del dólar y también porque
participan de la timba financiera y para tapar los desbarajustes fiscales de
una política económica que hace agua ante la inflación y el déficit fiscal.
Se sigue gastando a cuenta sin siquiera prever la
intangibilidad de una buena porción de estos fondos que alcancen para adoptar
el camino correcto, que sería pagar el 82% móvil. Si así se hiciera
evitaríamos que éste o cualquier otro gobierno pueda en el futuro tomar los
fondos previsionales para otros usos que no sean, ante todo, garantizar el
mayor bienestar posible a sus verdaderos beneficiarios que son nuestros
jubilados y pensionados.
FUENTE:
“INFOBAE”,05.07.2014
Colaboración de Isabel Bacarelli
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