Otra
del clan Lobos. Investigan unas 6.000 licencias nacionales.
Cobraban
por darlas a personas inhabilitadas.
Iglesias hizo la denuncia penal.
Así fraguaban licencias de conducir en Guaymallén
Ahora, una auditoría de las nuevas autoridades de la comuna ha descubierto que en el Centro de Emisión de Licencias Nacionales que funciona en la Municipalidad, un grupo de personas fraguó una cantidad no determinada aún de licencias nacionales de conducir, pero que podrían ser cientos desde marzo del año pasado hasta febrero de este año.
Y cobraron por extender ese documento a personas inhabilitadas sumas que irían hasta los 10.000 pesos.
El dato político: el acusado es un agente municipal a cargo del área llamado Damián Aguirre.
Su reporte era directo con Juan Brovarone y Claudia Sgró.
Eran jefe y subjefa de gabinete del ex intendente Luis Lobos, doblemente imputado por otros casos de corrupción.
El fraude es muy grave, porque conductores que no aprobarían el examen visual ni el teórico, o que no saben leer ni escribir, ni interpretar las señales de tránsito, o que contarían con un largo historial de multas e inhabilitaciones; podían acceder a un carnet de conductor perfectamente legal y de validez nacional.
Y salir a manejar tranquilamente, a matar, si fuere el caso.
Hasta en los países vecinos.
La maniobra tiene algunos detalles bizarros, con vehículos “fantasma” que nadie veía y cuya documentación se repetía en las licencias fraudulentas.
El Municipio hizo la denuncia penal por algo más de cien licencias de conducir, pero la auditoría sigue revisando seis mil más.
Y la estafa podía ser añeja.
Una fuente recordó que en el antiguo centro de emisión de licencias que dependía del Ministerio de Seguridad, había “facilitadores” del carnet de conductor.
Ahora, la investigación será amplia. “Vamos a mirarlas todas, una por una” dijo una fuente municipal.
Este tipo de fraude con licencias es un eslabón más de la extensa cadena de corrupción que este diario publicó en 2014, y que incluye administración fraudulenta, lavado, evasión, fraude al Estado, enriquecimiento ilícito, tráfico de influencia, y ñoquis.
Estos delitos han configurado distintos expedientes provinciales y federales.
Luis Lobos ya está imputado por dos de estas causas.
Una, por el alquiler trucho de camiones.
Y otra, por el caso de la mucama “ñoqui” de su suegra María Estela Fernández, quien a su vez había sido “ñoqui” del ex diputado demócrata Jesús Riesco, otro integrante de la “cooperativa de negocios” en el departamento.
El peso de estas investigaciones recae en el fiscal especial Juan Manuel Bancalari, quien tiene a su cargo además el expediente principal, y otro más por el alquiler fraudulento de una planta de asfalto.
Sin embargo, esta investigación sobre las licencias apócrifas recayó en la fiscalía de Santiago Garay, y la noticia la dio a conocer el viejo lobo de crónicas policiales Eduardo Ayassa, en el diario Los Andes.
Garay es el mismo fiscal que llevó a juicio oral al fallecido Víctor Fayad, y que mantiene preso al ex intendente de Santa Rosa, Sergio Salgado.
La maniobra era relativamente sencilla.
Las personas que necesitaban licencias oficiales y no podían obtenerlas, llegaban por medio de contactos de escuelas de manejo “flojas de papeles” a Damián Aguirre, y a otros empleados que aún no han sido identificados.
Y aportaban parte de la documentación.
El resto de los papeles los colocaba Aguirre, quien guardaba en una computadora documentos de vehículos falsos que nunca eran ingresados al predio para rendir el examen de manejo.
Un detalle: los vehículos eran siempre los mismos: un VW Polo, motocicletas Zanella y Gilera, un camión, un Chevrolet Astra y una Traffic.
Aguirre firmaba y sellaba todo y extendía los certificados para la entrega de la licencia.
Los “clientes” no rendían, ni pasaban por examen médico alguno. Y listo.
La denuncia presentada por el intendente Marcelino Iglesias dice, textualmente: “…en virtud de una auditoría realizada por nuestro personal de CELS, determino que decenas de carnet de conducir nacionales han sido fraguadas por funcionarios municipales con la ayuda de empleados, y con el beneficio a privados que se han visto beneficiados con exámenes falsos, más compañías o empresas de conducir también precarias que en consuno con los empleados/funcionarios permitieron que circulen personas con licencias legitimas adquiridas mediante ardides…”
El escrito tiene muchos datos jugosos:
* Una integrante de la auditoría escuchó por casualidad cómo un aspirante a conseguir la licencia preguntó en las dependencias por Damián Aguirre. Y luego le vio salir lo más campante con su licencia. No había ingresado ningún vehículo a rendir.
* En una computadora, bajo una carpeta denominada “Damián” estaba escaneada la documentación de los vehículos “fantasma” que se usaban para los trámites.
* Aguirre firmaba los exámenes prácticos. Los documentos escaneados eran borrosos y de mala calidad.
* Un camionero confesó haber pagado 6.000 pesos por su licencia.
* Muchos de los que hacían los trámites vivían en Las Heras y hacían el cambio de domicilio a Guaymallén.
* Hay una agencia/escuela de conducir denominada “Encon”, que en apariencia enviaba a sus “alumnos”. De hecho, la mayoría de las licencias truchas venían con el expediente de esa agencia.
* Los dominios de los “vehículos fantasma” podrían estar adulterados. En algunos casos, las patentes pertenecen realmente a otros autos.
Las licencias nacionales que entregan las municipalidades, incluso la de Guaymallén -que fue la primera- habilitan para manejar en la Argentina y en los países del Mercosur, por un acuerdo entre Nación, la provincia y las comunas.
Es decir, la irresponsabilidad y el fraude son internacionales.
Cien carnets diarios decía la Municipalidad que entregaba en épocas de Lobos.
Muy probablemente Damián Aguirre será imputado, porque las pruebas son abrumadoras.
Además, la Municipalidad ya tiene testimonios de personas que admitieron haber obtenido su licencia nacional de modo irregular.
Para terminar, vale la pena rescatar unas declaraciones del propio Aguirre en el diario Los Andes, en marzo del año pasado cuando empezó el nuevo sistema: “No hace falta pedir turno, las renovaciones llevan unos 50 minutos y los que se sacan por primera vez pueden hacerlo, si están dispuestos, en un solo día, pero recomendamos hacerlo en tres para tomar los cursos con mayor tranquilidad".
Verdaderamente siniestro.
Deben haber hecho, además, una pequeña fortuna con el fraude.
fuente
"MENDOZA Post", 03.04.2016
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